En 251 páginas y 40 anexos, Enrique Gómez Hurtado, hermano del asesinado líder conservador Álvaro Gómez Hurtado, reconstruye el ambiente político de los días del magnicidio -noviembre de 1995- y plantea hipótesis que, dice, deja a consideración de los lectores y de las autoridades que en 16 años no han sacado adelante la investigación. Por qué lo mataron? se llama el libro que desde mañana saldrá a la venta y que sin duda revivirá la polémica sobre el caso.
Lea acá el primer capítulo del libro de Enrique Gómez Hurtado.
Van a cumplirse 16 años del magnicidio de Álvaro Gómez. Qué busca con la publicación de su libro?
El libro refleja hechos concretos: las circunstancias que condujeron a la condición política del momento del asesinato de Álvaro Gómez. Después vino un trabajo largo, de años, para aclararle al lector cuáles han sido los procedimientos para que no haya una investigación real en el caso de Álvaro Gómez. Se inventaron tres hipótesis, con testigos inventados u otros que ya están muertos, y después ninguna resultó tener validez. Pero en ellas nos gastamos 16 años! Mi interés, en el punto en el que estoy, a los 85 años, es que me resulta muy duro irme de aquí dejando abierta la herida de que no ha habido voluntad de investigar el asesinato de Álvaro Gómez. Hemos pasado por seis fiscales generales, ha pasado mucha gente por el caso y lo que nosotros vemos es que en donde se debería haber adelantado la investigación, pues no se hizo.
Para usted, cuál es la verdad sobre el crimen de Álvaro Gómez?
Hemos hecho ese análisis de las hipótesis y lo presentamos para que el lector tenga una serie de datos inteligibles sobre los cuales pueda montar su propia impresión e intentar sacar algún juicio. No nos interesa ni absolver ni condenar a nadie. Nos interesa que se investigue, que los magnicidios tan evidentes como este, en donde es patente la participación de la mafia y la política, no queden sin solución. Que se sepa que cada vez que damos un paso, que aparece una nueva pista, es como tener que mover un automóvil apagado, frenado y que tiene las ruedas cuadradas.
En Estados Unidos han declarado varios narcos y ex paras y han señalado a miembros del Gobierno Samper como supuestos partícipes en el crimen.
Por qué darles credibilidad a confesos delincuentes que incluso han cambiado sus versiones?
Los investigadores tienen capacidad de juicio y valoración de la prueba. Para eso hay todo un sistema y unas teorías, pero es obvio que los que conocen el crimen son los criminales. Los que están en la mafia o los que estuvieron son los que tienen la capacidad de producir las informaciones correspondientes. Pero no estamos diciendo que se acepte todo sin verificar, violando la presunción de inocencia, sino que se investigue. Pero ninguna de esas declaraciones, ni tampoco la de Fernando Botero, ha sido motivo de seguimiento por los investigadores. Mientras tanto han pasado varios años desde las primeras versiones y cuando hemos tratado de ratificarlas, las amenazas ya les han llegado a los declarantes.
Cuál de esas versiones tiene más credibilidad para usted?
La más reveladora, porque es la única más o menos completa, es la de Rasguño. Las otras son muy parciales, si bien la de Santander Lopesierra (el extraditado Hombre Marlboro) era muy interesante, porque aseguraba saber quién estuvo detrás del crimen, pero ya lo callaron.
Por qué dicen ustedes que la impunidad es la constante en el proceso?
La primera cosa que hemos encontrado en la investigación es que todas las evidencias recogidas en el lugar de los hechos, o gran parte, han desaparecido. Y había contradicciones evidentes, como por ejemplo que se encontraron las vainillas todas en un solo sitio, pero eso no coincide con la trayectoria de las balas. Alguien las puso ahí o algo pasó ahí. Luego aparece muy pronto la tesis de la conspiración, que Álvaro Gómez estaba conspirando con los militares para tumbar a Ernesto Samper y crear un régimen militar, y que se arrepintió y por eso lo mataron. Pero él estaba haciendo toda su política pública, tenía un noticiero, era editorialista de El Siglo. Su posición sobre Samper no era una cosa clandestina, eso no tiene ni pies ni cabeza. Pasamos todos los años de la Fiscalía de Alfonso Gómez Méndez montados en esa teoría, que posteriormente resultó completamente inválida, hasta el punto de que no hay ni un sólo detenido.
Hubo sectores que se beneficiaron por la desaparición de Álvaro Gómez?
Esa es la conclusión que el lector debe sacar. Nosotros solo damos los datos para que la gente saque las conclusiones que le parezcan más adecuadas. En términos generales, cuando un personaje sale de la escena, a los que quedan en esa escena les va mejor. Eso es aplicable a todo el mundo.
Según sus investigaciones, qué papel pudo jugar Ignacio Londoño en el caso?
Ese es un personaje altamente preocupante. De un nivel más alto o más oculto, pero se llega fácilmente a la conclusión de que por él circulaban muchos de los caminos de la operación mafiosa y la política. A pesar de las versiones sobre él, en su caso la justicia no ha actuado tampoco. Es el carro con las ruedas cuadradas...
El libro
Sostiene que fue crimen de Estado
En Por qué lo mataron?, el ex senador Enrique Gómez reconstruye el ambiente político de la época y recuerda que en un primer momento Álvaro Gómez incluso respaldó a Ernesto Samper, a quien consideraba "un prisionero del régimen".
Sin embargo, señala que para mediados de 1995 el asesinado dirigente conservador estaba convencido de la infiltración de la plata de la mafia en la campaña presidencial. Y dice que, en los meses previos al crimen, Álvaro Gómez se convirtió en un tábano para el Gobierno: "A partir del lunes 31 de julio de 1995 y hasta el día en que lo mataron, Álvaro hizo de los editoriales de El Nuevo Siglo su trinchera, desde la cual disparó incansablemente contra la permanencia en el poder del presidente Ernesto Samper".
También sostiene que el magnicidio "configura claramente un crimen de Estado" porque las implicaciones políticas del crimen "beneficiaron al régimen en su lucha desesperada por aferrarse al poder". En la misma línea del crimen de Estado, menciona la " casi segura participación de agentes activos de las fuerzas del orden en su realización y coordinación" (del asesinato). "Diversos testimonios, generados en diferentes épocas y circunstancias y que lentamente se han incorporado dentro de las diferentes investigaciones que se adelantan -dice el libro- apuntan a señalar como presunto autor material del homicidio al entonces comandante del Gaula Bogotá, mayor de la Policía Danilo González, de quien, hacia 2003, se revelarían sus estrechos y duraderos nexos con los carteles de Cali y del Norte del Valle y con el paramilitar Carlos Castaño".
También cuestiona por qué se retiraron para el día del asesinato las fuerzas de reacción policial de la zona y por qué la investigación recayó no en el CTI de la Fiscalía sino en la Sijín de Bogotá. En este punto, dice que "se ha señalado en el proceso de manera reiterada al coronel Germán Osorio, para entonces edecán del Presidente".
Y señala que hay un tercer elemento, "el encubrimiento de los verdaderos autores materiales e intelectuales a través de la consecuente desviación de las pesquisas". Asegura que el único condenado en el caso -el Loco Memo- probablemente es inocente del crimen.
REDACCIN JUSTICIA
- No nos dejaremos callar: Miguel Gómez, sobrino de Álvaro Gómez
- Me interesa que se aclare crimen de Álvaro Gómez: Ernesto Samper
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