Unos tatuajes con motivos religiosos le han causado un buen disgusto al futbolista colombiano Juan Pablo Pino, que juega en la liga de Arabia Saudí, después de que la policía moral del conservador reino árabe le detuviese por exhibirlos en público.
Todo comenzó el día en que el jugador decidió darse un paseo por un centro comercial en Riad junto a su mujer, vestido con una camiseta sin mangas que mostraba símbolos religiosos cristianos, como el rostro de Jesús de Nazaret, que tenía tatuado en sus brazos.
Según informaron medios saudíes, esta imagen del futbolista tatuado provocó la indignación de varios clientes del lugar, que comenzaron a insultarle y atrajeron la atención de la policía moral, que se encarga de que los ciudadanos cumplan las estrictas reglas de conducta que rigen en el reino saudí.
Los agentes detuvieron al jugador del club Al Nasr hasta la llegada del delegado del equipo, que se encargó de solucionar el problema con la policía.
Aunque desde el club declinaron dar su versión al ser consultados, el equipo ha publicado unas declaraciones atribuidas a Pino en las que este expresó su "profunda tristeza" por lo sucedido y aseguró que respeta las leyes del país.
Por si hubiera dudas, el colombiano dijo según estas declaraciones que hasta compró ropa musulmana a su mujer "para que salga de manera respetuosa" y pueda vestirse con prendas típicas como la "abaya".
Esta amplia túnica negra es muy usada por las saudíes ya que cubre desde la cabeza hasta los pies de las mujeres y evita que se marque la silueta del cuerpo femenino.
Por otra parte, el jugador acusó a los aficionados y seguidores de los equipos adversarios de exagerar y sobredimensionar el suceso para desprestigiar al Nasr.
Según informaciones difundidas por medios locales que no han podido ser contrastadas, la esposa del jugador vive con gran preocupación esta situación y hasta ha pedido a su marido que renuncie a su contrato y abandonen juntos el país.
En esta polémica sobre tatuajes con motivos religiosos llueve sobre mojado en Arabia Saudí. El año pasado estalló un caso similar con el jugador rumano Mirel Radoi, que jugaba entonces en el Al Hilal saudí, besó el tatuaje de una cruz que llevaba en su brazo después de marcar un gol, lo que provocó otra reacción de descontento popular.
En declaraciones, el jeque Mohamed Nayimi, uno de los clérigos más reputados de este país, dijo que las leyes saudíes prohíben los tatuajes, sea cual sea su forma, y que el jugador tiene que respetar estas reglas.
En ese sentido, Nayimi agregó que el futbolista está obligado a tapar las partes del cuerpo en las que tiene los tatuajes. De la misma forma, ha pedido a la institución encargada de velar por la juventud saudí que imponga de forma obligatoria en los contratos de los futbolistas extranjeros la condición de respetar la "sharía" (ley islámica).
El reino de Arabia Saudí es uno de los países más conservadores del mundo musulmán, en el que se aplica una versión estricta y rigorista del islám, el wahabismo.
EFE
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