Hace 22 años, una pareja de esposos dejó de lado sus respectivos trabajos para emprender un negocio que dio origen a Empanadas Típicas, la empresa seleccionada por Discovery Channel para un programa que se verá en 120 naciones, desde el próximo mes.
Compitieron entre los grandes y al final fueron escogidos junto con Juan Valdez y Crepes &Waffles.
Discovery Channel seleccionó lo más típico, lo más masivo y, de cierta manera, lo más exótico, pues estas empanadas se preparan manualmente y se conservan con la más alta tecnología de congelamiento.
Nace un sueño
María Nora Peña, la gestora de lo que en su momento parecía una locura, es ingeniera química. Trabajaba en Pastas Doria, en Facatativá, y allí recibió la invitación para embarcarse en una intrépida aventura.
El negocio que le propusieron sonaba tan común que no cualquiera hubiera tomado el riesgo.
Se trataba de ser parte, con otras siete personas, de una empresa que se dedicaba a preparar y vender empanadas en medio de un mercado fuertemente competido.
La gran diferencia era que la empresa a la que la convidaban, Empanadas Colombianas, tenía como socios a gerentes de diversas empresas del país.
"Me fui a ver lo que tenían y todo estaba incipiente aún. Mi misión era darle un vuelco a lo que había. Le vi la proyección al negocio y me le medí, porque también era mejor que trasladarme hasta Faca, donde me desempeñaba como empleada. Además, tenía a mi lado a grandes maestros de la gerencia que ya habían hecho una gran inversión", recuerda María Nora.
Un nuevo camino
Tras diez años de empujar ese proyecto, en el que se llenó de aprendizajes, llegó la hora de la separación. María Nora decidió independizarse con un nuevo nombre: Empanadas Típicas, esta vez, de la mano de su esposo, Santiago Romero, quien hoy es el gerente comercial de la empresa, en la que el 90 por ciento de los empleados son mujeres.
Empanadas Típicas, registrada en la Cámara de Comercio como sociedad anónima, empezó con tres locales en Bogotá, pues la plata que juntaron los esposos, tras dejar atrás sus respectivos trabajos, no alcanzó para más.
Los dos tenían sus ventajas: ella conocía el negocio y él era un vendedor nato, incansable a la hora de tocar puertas.
Trece personas era todo lo que sumaba la planta de personal. La producción, que consistía en preparar manualmente 40.000 empanadas, la hacían cuatro personas.
Tanto así que una vez, a Santiago Romero le preguntó su propia hija, para una tarea escolar, cuál era su labor. l respondió: "Soy gerente todero". Y era verdad. "Llevaba pedidos, iba al banco, atendía locales, hacía cuentas, buscaba clientes, compraba insumos y, en ocasiones, hasta hacía empanadas", dice.
Innovar con lo cotidiano
Ponerle valor agregado a algo tan masivo y cotidiano como la empanada ha sido el reto para los empresarios. "Empanadas de canasto hay muchas; por eso, nosotros escogimos generarle confianza al consumidor, con altos estándares de calidad y estrictas normas de higiene".
Siempre hay algo nuevo que empezar
En más de dos décadas, tres crisis económicas del país han movido el barco empresarial que conduce esta pareja, pero en ningún caso han dejado naufragar ni uno solo de los 60 locales que tienen en 10 de las principales ciudades, mientras preparan la incursión en otras más. También fueron abriendo nuevos negocios con las grandes cadenas de supermercados, a las que les suministran el producto, que congelan en máquinas que enfrían a -18 °C en 30 minutos. "Producimos medio millón de empanadas al mes y trabajamos con franquicias a las que entregamos un modelo de negocio consolidado. Estamos entrando al mercado de productos ultracongelados. El sueño es exportar. Me veo en Miami y Nueva York", concluye Santiago Romero.
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