El sonido de los pitos de una protesta de empleados del sector judicial se acerca a la plaza de Bolívar, mientras el guía, Randy Alexander Delgado, da la bienvenida al recorrido gratuito que ofrece el Instituto Distrital de Turismo.
Con el pelo al rape a los lados y una especie de cresta en la cabeza, Delgado podría pasar por un mochilero que quiere conocer La Candelaria. Con su chaleco y camiseta blancos, Delgado habla con desparpajo y cuenta historias poco conocidas sobre Bogotá.
Revela que la estatua de Simón Bolívar que se levanta en el centro de la plaza, y que originalmente estaba en el parque de los periodistas, tuvo que ser traída hasta este punto debido a que la que antes ocupaba su lugar tenía una cabeza demasiado grande.
Las palabras le fluyen al contarles a tres estudiantes de turismo la historia del Capitolio Nacional, en la que participaron 12 arquitectos. Señala en la fachada del edificio, cuya construcción duró más de 80 años, elementos que delatan su origen: las ventanas republicanas, las columnas jónicas con aire romano, una cornisa árabe-andaluz, jarrones de estilo francés...
¿Cómo lo sabe? Tiene 24 años y en los últimos 10 se ha dedicado a aprender historia. “Suena aburrido, pero me encanta”, sonríe. Añade que es guía turístico del Sena, está a dos semestres de graduarse de Ciencias Sociales en la Universidad Pedagógica y tiene una especialización en Arte e Historia de la U. Javeriana.
Delgado sabe datos históricos, pero lo que más le gusta es revelar infidencias sobre la vida de Santa Fe de Bogotá. Cuenta que quienes conspiraban para conseguir la Independencia, a comienzos del siglo XIX, se reunían en el observatorio astronómico.
Como estaban al lado de una calle empedrada, podían oír el galope de los caballos de los soldados españoles, y así tenían tiempo para huir. Refiere que por la actual calle 6a., frente a la puerta del Palacio de Nariño, antes corría el río San Agustín, el mismo que le sirvió de escondite a Simón Bolívar durante la noche septembrina en que quisieron matarlo; y revela cómo nació el término ‘onces’.
A comienzos del siglo XIX, los fieles que iban a misa a la catedral estaban separados: las mujeres a un lado y los hombres al otro. Los hombres se escapaban por dos pequeñas puertas a una chichería cercana, La Puerta Falsa. “Les decían a las mujeres: ‘vamos a tomar onces’. Entonces, llegaban a La Puerta Falsa a tomar aguardiente, una palabra de once letras”, cuenta Delgado. A las 12, el guía se despide de su audiencia. El tour gratuito ha terminado.
Si usted va
Los recorridos gratuitos del Instituto Distrital de Turismo comienzan todos los días, a las 10 a.m. y a las 2 p.m., en la esquina suroccidental de la plaza de Bolívar. En inglés, los martes y jueves, a las mismas horas. Inf: www.bogotaturismo.gov.co; 283 7115; o en cualquiera de los 23 puntos de información turística.
Juan Uribe
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