Poco acostumbrado a esas expresiones –y en un ejercicio de autocrítica–, el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, habla de arrepentimiento, errores de su equipo de trabajo y falta de capacidad institucional, a la hora de analizar en detalle la crisis de las basuras que soportó la capital del país esta semana.
Este viernes, en el Palacio Liévano, el mandatario conversó con EL TIEMPO sobre lo que viene ocurriendo con el nuevo modelo de aseo, y señaló que espera que la situación mejore en los próximos días. (Lea: Investigan uso de volquetas para aseo).
Además, en las próximas horas, debe definirse la continuidad o no de Atesa, del empresario William Vélez (objeto de duras críticas por parte de Petro en las últimas semanas), que cubre Engativá y Fontibón, incluyendo la zona del aeropuerto Eldorado.
Con las calles llenas de basuras, usted vivió, quizá, la semana más difícil de su gobierno, hasta ahora. ¿En qué acertó y se equivocó?
El acierto está en el nuevo esquema, con un operador público incipiente, porque lleva apenas cuatro días, pero que nos permite varios logros. El más grande es que empezamos a retribuirles a los recicladores, como lo ordena la Corte. También hay otro cambio, y es la contratación de los privados. El nuevo tipo de contrato ya no contempla el uso de una zona exclusiva, sino el pago por la calidad del trabajo. Su retribución está entre un 70 y 80 por ciento frente a lo que cobraban. Esa ganancia va para los recicladores, para la ciudadanía, con una reducción en las tarifas, y para los trabajadores, que tienen una relación laboral digna.
¿Y qué errores reconoce?
Lo que recoge hoy el operador público (Aguas de Bogotá), ya al cuarto día, fue lo que tuvo que hacer desde el primer momento, es decir, el 18 de diciembre. Ahí estuvo el punto crucial. Ya nos acercamos a las 3.000 toneladas de basuras recogidas, y eso era lo que se necesitaba hacer el primer día. Esa vez solo se lograron 1.100 toneladas.
¿Por qué esa falla?
Le cuento que la flota nueva de vehículos compactadores para recoger las basuras tenía la posibilidad de ser contratada directamente por el Acueducto, porque la ley se lo permite. Desde agosto se pudo haber iniciado esa contratación. De esa forma, habríamos tenido esa flota nueva para el pasado 18 de diciembre, es decir, 240 carros compactadores. Hoy, usted ya puede observar, por la experiencia vivida, qué hubiera significado eso: la crisis no se hubiera producido.
Yo, y ahí está mi error, tomé la decisión de que se hiciera una licitación sin necesidad, de acuerdo con la ley, pero la presión mediática del momento, en cierta forma, me hizo retroceder, no en el propósito sino en la forma, y entonces impartí la instrucción de una licitación. Es decir, para garantizarle a la ciudadanía la transparencia en el proceso de la compra de la flota (que empezará a llegar en abril). Yo ahora me arrepiento de eso, porque la licitación no era necesaria.
Y entonces se recurrió al alquiler de las volquetas...
Había un plan B y era alquilar los compactadores en Estados Unidos, que no es ilegal, y están ya algunos en el puerto de Cartagena. Pero mientras se definía eso, el plan C consistía en tener volquetas, que es la opción última y que no es el mecanismo más conveniente. También eso se hizo para darle la capacidad al operador público de resolver el problema de la recolección de las basuras, incluso pensando en el 100 por ciento, como era el plan original (antes de acudir nuevamente a los privados).
¿Por qué solo recogieron 1.100 toneladas el primer día? ¿Las volquetas no fueron eficaces?
La fuerza laboral no fue suficiente ese día. Mandamos a los trabajadores al barrido de las calles sin tener en cuenta que se había ‘adelgazado’ el número de recolectores de basura, y eso se cambió al siguiente día. Pero ese primer día hubo un error de tipo gerencial. Teníamos con qué recoger 3.000 toneladas de basura y el operativo que salió a la calle ese día no lo hizo. Fueron unas decisiones erróneas. La flota comenzó a actuar a las 10 de la mañana, pero debió haber actuado desde las cero horas del 18 de diciembre.
¿Y de quiénes fueron esos errores?
Indudablemente, del equipo de Aguas de Bogotá. Aquí no se podía dar el lujo de comenzar (el proceso) e ir subiendo, como cualquier otra empresa. Acá tenía que hacerlo de entrada. Ese desfase, de apenas dos días, que uno diría que es subsanable, es duro en el tema del aseo, porque se genera el problema. Y es visual.Y como no teníamos una gran colaboración en los medios de comunicación, eso se multiplica por cinco, se genera un pánico, la población saca más residuos y tienes el problema que viste.
¿Algún cambio en Aguas de Bogotá?
Ya veremos las valoraciones. Yo estoy tomando decisiones.
¿Qué le dice al ciudadano del común que se molestó por el caos que hubo esta semana?
Que tiene toda la razón. A nadie le gusta que eso pase en su ciudad y es mi costo, que es político. Y lo dije previamente: yo asumo el riesgo, porque sé que lo que estamos haciendo es lo correcto.
¿No cree que faltaron más planeación y gerencia?
Sí. Pienso que faltó más capacidad institucional para el reto. Y no porque no la tuviéramos, sino porque en este tipo de esfuerzos tan duros, donde cruje el maderamen, se prueba la gente y aparece mucha que le da miedo. Entonces, una firma, o un paso... se detiene y se pierde el tiempo, que es crucial. Cuando hagamos un análisis de lo que aconteció en la Administración, descubriremos cómo el clima de amenaza externo provoca una parálisis, que te puede hacer perder la lucha en la que estás. Yo asumo un costo político, y habría que hacer una encuesta para verlo, pero esto variará en los próximos días.
Alcalde, muchos dicen que usted cuestionó severamente a los operadores privados y, paradójicamente, ellos volvieron al negocio, firmaron nuevos contratos y terminaron salvándole el pellejo, en medio de esta crisis...
Es que nunca dejamos de negociar con ellos y una negociación no tiene que ser dirimida en la prensa, porque es difícil. Nosotros estábamos cambiándoles completamente las condiciones con las que venían actuando, y que eran muy indulgentes con ellos, pues tenían utilidades del 44 por ciento de la tarifa. No nos amarramos de manera fundamentalista a una ideología y nunca dejamos de tener los puentes tendidos. Siempre hubo proceso de negociación con los privados. En eso mantuvimos posiciones y las ganamos.
(En este punto, el Alcalde también confiesa que, antes del 18 de diciembre, se pudo haber llegado a un acuerdo con más operadores privados con el fin de iniciar un esquema mixto en esa fecha, pero señala que eso no se alcanzó, entre otras razones, porque las tres negociadoras del Distrito con dichos empresarios- María Mercedes Maldonado (secretaria de Hábitat), Susana Muhamad (secretaria de Ambiente) y Nelly Mogollón (directora de la Uaesp)- tuvieron que estar en sesiones del Concejo. "La mayoría del Concejo, que no es afín a la Administración, viene con una práctica reiterada de citar a casi todo el gabinete, para que se quede sentado en las sesiones, quitándole el tiempo del trabajo. Es una estrategia de parálisis de la Administración", dijo el Alcalde).
Para finalizar, ¿qué lecciones le quedaron de esta semana crítica por cuenta de las basuras?
Dimensionar la capacidad de las transformaciones. Aquí lo que estamos haciendo, y que me tocó vivirlo, es demostrar si se pueden hacer las transformaciones con tranquilidad. Y ya ve usted la pugnacidad alrededor de eso.
YESID LANCHEROS
REDACTOR DE ELTIEMPO
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