Mientras que la erradicación forzosa continuará hasta finales de este mes, la fumigación área sigue suspendida desde el 19 de octubre.
Ese día ocurrió el segundo accidente con las aeronaves de aspersión, que llevó a la embajada de Estados Unidos y a la Policía a posponer las fases 3 y 4, claves en la lucha contra los cultivos ilícitos. (Lea también: Fumigaciones de cultivos ilícitos se reanudan en enero: Gobierno).
Si bien la Policía Antinarcóticos informó que tras los accidentes la aspersión se había frenado solo un mes, a la espera de que se revisara el blindaje de las aeronaves, el Departamento de Estado de Estados Unidos confirmó el martes que la decisión seguía vigente por “seguridad de los pilotos” mientras se tomaban medidas pertinentes.
Lo que le preocupa a Estados Unidos es la debilidad del blindaje de las naves, que en su mayoría son pilotadas por funcionarios de ese país. El primer accidente ocurrió el 27 de septiembre, cuando la nave tipo AT-802, fue impactada cuando sobrevolaba una zona rural de Montañita (Caquetá).
En los hechos murió un piloto estadounidense, y un técnico resultó herido. Si bien en ese momento se habló de un “siniestro aéreo”, la investigación apunta a que fueron las Farc las autoras del ataque. En esa región hace presencia el frente 15, considerado una de las estructuras narcotraficantes de la guerrilla. “(Los responsables) tienen que ser las Farc; son las que cuidan los cultivos ilícitos y se lucran de ese negocio”, dijo el general Rodolfo Palomino, director de la Policía Nacional, aunque aclaró que las investigaciones aún continúan.
Veintidós días después, en el mismo departamento, otra aeronave, también tipo AT-802, fue alcanzada por otra bala cuando realizaba labores de aspersión en San José de Fragua (Caquetá), que limita con el Cauca.
El piloto, un contratista, resultó herido en un pie y logró aterrizar la nave en Piamonte (Cauca).
En ese momento se había dado prioridad a la erradicación, tanto aérea como forzosa, en Caquetá, pues el intercensal del Simci (encargado de hacer el censo oficial de cultivos ilícitos) había alertado de un leve incremento en esa región.
La investigación arrojó que la bala ingresó muy cerca del lugar donde la otra aeronave fue impactada. Ese es uno de los puntos débiles detectados en el blindaje de los aviones. La Policía informó que técnicos estadounidenses y colombianos aún los siguen revisando.
Los efectos de la suspensión ya se notan en los resultados de la lucha contra los cultivos. Año tras año, la Policía lograba fumigar más de 100.000 hectáreas, y este año no supera las 30.000.
Pese a eso, es optimista que con la erradicación forzosa, que apenas supera las 17.000 hectáreas este año (la mitad de la meta propuesta) y la destrucción de laboratorios e incautación de cocaína, se logre amortiguar el impacto de la falta de aspersión.
REDACCIÓN JUSTICIA
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