El ocaso de los arrecifes de coral en el Caribe

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El ocaso de los arrecifes de coral en el Caribe

Notapor cucl » Dom, 29 Dic 2013, 09:36

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El diagnóstico es certero y no va con rodeos: la subsistencia de los arrecifes de coral en Colombia está en peligro. Lo dice el grupo de Ecosistemas Marinos Tropicales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar), Parques Nacionales Naturales, la Universidad de los Andes y el Ministerio de Medioambiente. Incluso, hasta los mismos turistas que se sumergen buscando las especies más emblemáticas y no encuentran sus habituales colores o sus formas espectaculares, algunas de ellas similares a los cuernos de un alce. En cambio, aquellas formaciones espectaculares han dado paso a estructuras blancas, el indicativo indiscutible de su muerte, o en ocasiones a seres invadidos y copados de arena.


Un arrecife no es un área marina instalada en el fondo del mar solo para que los visitantes puedan bucear y admirarse, una actividad recreativa que genera recursos por más de 500 millones de dólares al año en todo el mundo. Aunque parecen piedras, son en realidad una reunión de animales vivos llamados corales, formados por pequeños pólipos, que al unirse crean zonas parecidas a jardines de rocas.


Estos no solo refugian y defienden a miles de peces de los depredadores, sino que por su tamaño sirven como diques submarinos que controlan las corrientes del mar. Además, los fragmentos que se liberan por la acción erosiva de las olas forman las playas de arena blanca. Por eso, con su desaparición no solo se pondría en grave peligro la subsistencia de la industria pesquera, sino que aumentarían la erosión costera y las inundaciones.


Elvira Alvarado, bióloga de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, y quien ha estudiado los arrecifes nacionales en los últimos 20 años, dice que los más afectados son los ubicados en las Islas del Rosario (Cartagena) y San Andrés y Providencia, donde está la mayoría de estos organismos nacionales. La experta comenta que en los últimos 30 años, la mortalidad de la cobertura de coral en los arrecifes de estas áreas ha llegado al 70 por ciento.


En aquellos situados en la Islas del Rosario, un estudio publicado por Alvarado indica que alrededor de ellos se ha reducido la población de peces, las tallas de los corales son menores y existe un incremente de algas y esponjas que los ahogan.


El Laboratorio de Biología Molecular Marina de la Universidad de los Andes interpreta de otra forma la crisis y dice que allí debería existir al menos un 60 por ciento de corales vivos, pero hoy no pasan del 35 por ciento.


Los estudios de la Universidad Jorge Tadeo Lozano han logrado concluir, además, que hay pocas poblaciones jóvenes que puedan reemplazar a las antiguas o a las que fallecen. La mortalidad está afectando a los juveniles. Entonces no se augura un buen futuro. Las investigaciones han advertido que en Colombia podrían acabarse especies fundamentales de corales como las montastreas y las acróporas, reyes del arrecife por su tamaño y porque le dan estabilidad al sistema. Si estas mueren, tal vez no vamos a ver un cementerio de corales porque es probable que sean reemplazadas por otras especies, pero estas serán más pequeñas y no los harán ecosistemas tan biodiversos como los de hoy.


Pero para esta región de Bolívar hay otros enemigos identificados: los sedimentos que arroja al mar el Canal del Dique, un brazo del río Magdalena que va a parar a la bahía de Cartagena. Esos sedimentos terminan viajando hasta las islas y allí rodean a los corales hasta matarlos. Esos desperdicios que llegan al océano desde el interior del país también han reducido la visibilidad del mar, y por eso los buzos deben hacer inmersiones en un océano turbio. Y como los arrecifes están situados en zonas pobres y presionados por poblaciones de bajos ingresos que los aprovechan para subsistir, esta situación los está transformando en objetivo para ser destruidos y venderlos como recordatorios o transformados en collares o pulseras. El calentamiento global ha puesto de su parte al subir la temperatura del mar. Ese calor adicional produce en los corales una reacción química que los lleva a expulsar algunas microalgas con las que conviven y que les aportan sus colores. El desarrollo urbano y el mismo turismo también están muchas veces en su contra. El Sistema Nacional de Monitoreo de Arrecifes Coralinos, dice que los urbanizadores actúan como verdugos porque extraen los corales para convertirlos en material para la construcción de viviendas de lujo.


Al igual que en las Islas del Rosario, San Andrés y Providencia también enfrenta amenazas, todas asociadas al mal comportamiento del hombre. En el territorio insular, así como en los cayos de Roncador y Quitasueño, las cosas se han agravado por la sobrepesca. Como en la naturaleza todo es como una cadena y cada ser depende de otro, cuando se extraen muchos peces del mar, las algas, que antes eran su alimento, no tienen problema para reproducirse e invaden el arrecife hasta ahogarlo. Pero allí también hay enfermedades como la plaga blanca, una dolencia en la que muchos microorganismos se comen la cobertura viva del coral.


En esta zona también son notorios otros trastornos como la banda negra, la banda amarilla, la banda roja, lunares oscuros y también se notan tumores que generan deformaciones en los pólipos del arrecife, al punto de que unos presentan síntomas de enanismo y otros de gigantismo. Las causas de esas dolencias tendrían dos orígenes. Una estaría determinada por los patógenos terrestres que han terminado afectando la vida marina del Caribe, porque allí caen gran parte de las aguas negras del continente. Otros hablan de que el polvo del desierto del Sahara, que llega hasta nuestras costas impulsado por los vientos, ha trasladado hasta la región contaminantes de los cuales aún se tiene poca información.


A todo lo anterior se suma la presencia del pez león, una especie invasora que está matando los peces más pequeños.


La preocupación para el Caribe colombiano ha sido confirmada por el Instituto de Investigaciones Marinas de Colombia (Invemar). Esta entidad ha dicho que el ciento por ciento de los arrecifes de esta región están amenazados y tal vez un 20 por ciento en riesgo inminente de morir.


El diagnóstico es complejo. Por eso, el Ministerio de Ambiente anunció este año una salida a la crisis: Colombia se suscribió hace casi un mes a la Iniciativa Internacional de Arrecifes Coralinos (ICRI), una asociación que permite que otras naciones, afectadas por los mismos problemas, trabajen en conjunto para solucionarlos.


Elizabeth Taylor, directora de Asuntos Marinos, Costeros y Recursos Acuáticos, del Ministerio de Medioambiente, dijo en su momento que la idea es comenzar a establecer medidas de conservación y de pesca sostenible para la preservación del pez loro y otros herbívoros que juegan un papel clave en la salud del arrecife. Este es un primer paso para comenzar a darles una nueva oportunidad a estos seres vivos únicos.


Cayo Quitasueño, principal complejo coralino nacional


Colombia posee 2.900 kilómetros cuadrados de arrecifes, 2.800 de ellos en el Caribe. El 76 por ciento de estos últimos están en San Andrés y Providencia. El cayo Quitasueño es el principal complejo coralino del país, con 1.320 kilómetros cuadrados. En la zona continental, San Bernardo y las Islas del Rosario son las que más área de coral resguardan, con 360 kilómetros cuadrados.


REDACCIÓN VIDA DE HOY



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