Aunque la decisión del Consejo de Estado de ordenar medidas cautelares en el proceso de privatización de la generadora Isagén impacta el plan de las nuevas concesiones viales, no implica que estas sean inviables. El presidente de la Cámara Colombiana de la Infraestructura (CCI), Juan Martín Caicedo, dice que, si bien la noticia es una mala señal, los recursos de la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN), que aumentarían tras la venta de Isagén, no son el factor más relevante para esos proyectos. (Lea también: Freno a Isagén afecta nueve proyectos viales).
¿Qué efectos tiene la suspensión de la venta de Isagén?
El gremio acata la decisión del Consejo de Estado, pero esto no es óbice para lamentarla, porque va a afectar la expectativa que tenemos de que estos recursos, como el Gobierno lo había garantizado, financien carreteras. Nos preocupa que puede frenar todo este proceso de apoyo financiero. Hemos dicho que hay que cambiar este activo por carreteras, porque el Gobierno ha garantizado que los recursos no van a una caja común, sino que se van a destinar específicamente a financiar vías.
¿Es un golpe para la FDN?
La Financiera de Desarrollo Nacional tiene un capital para ir operando, aunque buena parte de los recursos que iban a fondear esta entidad iban a surgir de la venta de Isagén. Puede ir avanzando, pero se limita el margen de maniobra. Si bien no se le anula ni se le coarta la posibilidad de moverse, estábamos pensando que de allí surgían los primeros pesitos que recibiría para empezar a apoyar los proyectos.
¿Se pueden frenar las adjudicaciones en curso?
Primero hay que abrir el espacio para presentar las ofertas económicas pero, desde la ejecución, este tipo de proyectos no se hacen ahí mismo, sino que hay que pasar por una etapa de preconstrucción. El dinero era para respaldar la financiación de estos proyectos.
¿Qué impacto directo hay?
Por lo pronto hay que lamentar que la financiación de los proyectos sufrió un golpe. Se esperaba que con la venta de Isagén se fondeara la FDN para apoyar la financiación. Es una señal preocupante.
¿Queda débil el proceso?
Queda débil una columna del proceso de financiación de las nuevas carreteras que iba a operar la FDN, que heredó de la antigua FEN casi 500.000 millones de pesos. Mirando en el largo plazo, el fondeo que va a recibir es muy importante, pero no quiere decir que se haya muerto esta entidad y los proyectos tampoco, pues en el momento en que arranquen se pueden financiar con bancos y mercados de capitales.
¿Qué peso tienen los créditos de la FDN en la financiación de los proyectos?
Se supone que la financiación inicial la buscan los precalificados y los adjudicatarios de los contratos en los bancos y, eventualmente, en el mercado de capitales. Puede que algunos proyectos se solventen sin necesidad de esta entidad. Habrá que mirar proyecto por proyecto, el músculo que tenga y la financiación.
¿Pueden mitigar el problema los 25 billones anunciados por los fondos de pensiones?
Yo diría que esto es más adelante, para la fase de operación. Todos estamos pendientes de que los inversionistas institucionales; es decir, los fondos, estén allí, porque usualmente en el mundo entero no participan en la fase constructiva sino en la operativa, cuando comienzan a coger la deuda de largo plazo.
¿Qué alternativas hay para reemplazar el dinero de Isagén?
La FDN no apareció como el instrumento primario. Eso es lo que tiene que volver a mirar el Gobierno.
Los proyectos por esto no se mueren, sino que están parados porque no les cierran a los concesionarios, por las tasas de interés, y porque el mapa de riesgos no está despejado. Es el tamaño de la financiación lo que preocupa con la decisión del Consejo de Estado.
¿De qué depende el arranque?
Creo que por lo pronto el arranque de esto depende de que haya entendimiento con los bancos, así como ocurre en el mundo entero.
A los opositores de la venta no les cuadran las cuentas
Enrique Alfredo Daza, director de Cedetrabajo, y Óscar Vallejo, presidente de Sintraisagén, coinciden en que el argumento del Gobierno de vender para invertir en infraestructura carece de fundamento. “¿Por qué quieren echar mano de la plata que darían por Isagén en vez de evitar los privilegios tributarios que les dieron a las grandes empresas?”, cuestiona Daza.
Vallejo considera que más allá del valor de Isagén como activo, la empresa representa mucho para el país. “Es parte del patrimonio, sin contar con que pertenece a un sector estratégico para la economía”, sostiene.
Para ambos, la decisión del Consejo de Estado es una tregua que permitirá analizar más a fondo esta transacción. “Las demandas se cursaron para detener la venta, pero además de eso hay fallas en el procedimiento. Para vender un bien público no basta con que el Gobierno lo diga; debe estar en el plan fiscal, debe tener un estudio sobre los futuros ingresos, tanto si se vendiera como si no, y debe pasar al Congreso en el plan de enajenaciones que presenta el Ejecutivo”, argumenta Daza, a quien además no le cuadran las cuentas: “Si solo Hidrosogamoso, que es una empresa que pertenece a Isagén, vale 4 billones de pesos, ¿por qué la mitad de la empresa grande se va a rematar en 5 billones?”.
REDACCIÓN ECONOMÍA Y ENTRETENIMIENTO
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