Sin que todavía haya abierto sus puertas, el colegio de Shakira, como todo mundo lo nombra, ya obtuvo su primer logro: desde que se puso la primera piedra, los jóvenes pertenecientes a las pandillas de la zona se marcharon y ahora se respira un aire de tranquilidad.
Dice Martha González, una de las vecinas del colegio, que en realidad se llama Pies Descalzos, que justamente en el lote donde se construyó la megaescuela servía de guarida a los pandilleros y a los delincuentes.
"Ese monte les servía de escondite. Por allí se perdían porque nadie se atrevía a meterse para perseguirlos", señala.
La mujer refiere que en el sector de la Loma del Peyé, que hace parte del barrio La María, en Cartagena, se formaban constantemente enfrentamientos entre las pandillas de los otros barrios.
Pero además, el lote enmontado también lo utilizaban como desguazadero de motocicletas y para que se practicaran ritos satánicos en horas de la madrugada.
El miedo de la mayoría de adultos que habitan el sector era la mala influencia que todo esto podía ejercer en sus hijos. "Esto cambió desde el mismo día en que vino Shakira a poner la primera piedra. Ha sido una bendición para todos nosotros", advierte con una sonrisa de tranquilidad en su rostro.
Ese mismo sentimiento tiene Darlis Bolaño, pero multiplicado por cinco, pues son cinco hijos, entre los 3 y los 10 años, que tiene y que siempre estaban en peligro de caer en el fuego cruzado de la droga y el pandillismo.
Cuatro de los hijos de Darlis estudiaban en el colegio Jorge Artel, en la Vía Perimetral, y para llegar allá tenía que contratar cuatro motos para llevarlos.
Dos de ellos fueron atracados en uno de los viajes y les quitaron los bolsos con útiles escolares y todo. Un profesor de los niños, también fue atracado antes de entrar al colegio. "Esto se acabó. Yo había decidido que este año no iban a estudiar más en el Jorge Artel, gracias a Dios llegó esta bendición para nosotros", afirma.
Las buenas noticias para todas las familias de los sectores aledaños a las faldas de La Popa, como San Bernardo, La María, San Francisco, no sólo tienen que ver con la lujosa edificación que emerge como una corona en medio de la montaña.
Además de la alimentación gratuita, desayuno y almuerzo, los 1.700 estudiantes que tiene capacidad de albergar el colegio, tendrán uniformes y calzados gratis. "Por lo menos eso nos dijeron cuando fuimos a matricular a los niños, y eso nos tienen muy contentos a todos", dijo Bolaños.
Pero las buenas nuevas no paran para el sector. La misma organización que construyó el colegio se encargó de pavimentar las calles 52 y la principal de la Loma del Peyé, evitando con esto los grandes barrizales que se formaban para llegar a la cima.
Y para Candelaria Ramos, el colegio llegó como bálsamo de la buena suerte. Tenía cinco años de haber quedado sin trabajo, madre soltera de dos hijas de 18 y 15 años, y para poder sostenerlas tenía que dedicarse a cuanto oficio le ofrecieran. "Hasta tiré cemento en construcciones", dice.
Pero a los dos días de haberse iniciado la construcción, uno de los obreros llegó preguntando para ver si le vendían comida, ella le dijo que no y le regaló un plato de la sopa que había hecho ese día.
"Enseguida, me dijo que pusiera el negocio de vender almuerzos y me ayudó con sus compañeros. Hoy vendo 25 almuerzos diarios y mi vida ha tomado un respiro gracias al colegio", sostuvo.
Cuando se le preguntó qué le iba a regalar a Shakira el próximo 24 de febrero cuando llegue a inaugurar el colegio, no lo pensó dos veces: "Un sancocho trifásico", dijo.
Un colegio de lujo
Este Colegio y Centro Comunitario, diseñado por el arquitecto barranquillero Giancarlo Mazzanti, que tendrá un área de 7.780 metros aproximadamente, contará con 55 espacios distribuidos en primera infancia, primaria, secundaria, aulas especializadas, comedor biblioteca, zonas deportivas y centro comunitario.
Este es el sexto colegio Fundación Pies Descalzos construido conjuntamente con la Alcaldía Distrital de Cartagena, Howard G Buffett Foundation, Fundación Mario Santo Domingo, Fundación FC Barcelona, Fundación Pacific Rubiales Energy, Ecopetrol, EL TIEMPO Casa Editorial y el ICBF.
JUAN CARLOS DÍAZ M.
CORRESPONSAL EL TIEMPO
CARTAGENA
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