Eduardo Noriega de la Hoz, el poder silencioso detrás
Reservado, frío y extremadamente calculador en cada palabra que pronuncia.
Así es el secretario general de la Alcaldía de Bogotá, Eduardo Noriega de la Hoz, un samario de bajo perfil, pero con alto poder en el palacio Liévano e influencia sobre Gustavo Petro, su amigo personal desde los años universitarios, en los convulsionados 70.
Abogado del Externado, con postgrado en políticas públicas en Estados Unidos y una vasta experiencia en el sector público (ver recuadro), Noriega ejerció esta semana como alcalde (e.). Petro lo vinculó a la Administración desde enero pasado, luego de pasar prácticamente inadvertido en la campaña electoral y estar dedicado a la consultoría en telecomunicaciones.
Hoy, en su despacho, se concentra la defensa jurídica de la ciudad, una tarea que demanda estar monitoreando unos 7.000 procesos judiciales contra del Distrito y que podrían llegar a comprometer unos 12 billones de pesos, si hay condenas.
Pero no solo eso. En la oficina de Talento Humano, adscrita a la Secretaría General, se revisan los nombramientos más importantes antes de que Petro los firme. Noriega, de 53 años, también ejerce como puente de comunicación con un Concejo que, en la adversidad, le mostró los dientes al Alcalde a comienzos de año y, luego, en mayo pasado, aprobó su Plan de Desarrollo por aplastante mayoría.
Hubo burocracia para los concejales a cambio de los voto? Noriega, que estuvo al frente de la defensa del Plan, al igual que el secretario de Gobierno, Guillermo Asprilla, asegura que "no hay negociaciones posibles, distintas a las reglas de juego de la legislación contractual".
"Esta administración es transparente y todos sus actos están sometidos al escrutinio público. La apropiación privada de los recursos, en esquemas de corrupción, que fue lo que vivimos durante la última administración, no se puede repetir", dice.
Y frente a ciertas voces del Concejo -que pidieron la reserva y lo calificaron de "rey de la clientela"-, Noriega toma distancia y aclara que las hojas de vida que se ven en su despacho son "exclusivamente" para los nombramientos en la Secretaría General, que tiene un presupuesto asignado de 196.000 millones de pesos para los cuatro años.
En el 2010, por el Polo Democrático, Noriega se quemó en su intento de llegar al Senado de la República. Relata que obtuvo 7.000 votos, la mayoría de ellos en la Costa Atlántica.
En el Concejo lo califican de "conciliador y habilidoso" en el manejo de las relaciones políticas. Sin embargo, ya se alista un debate en su contra, en el que le preguntarán por qué razón se han hecho algunos nombramientos sin que los funcionarios reúnan los requisitos, como el caso de Polo Ávila en la gerencia del Fondo de Vigilancia y Seguridad.
Aunque la concejal María Victoria Vargas, del Partido Liberal, señala que Noriega debería ser el responsable de evitar que eso ocurra y actuar como un "filtro", él señala que esa revisión no está dentro de sus funciones.
El ruido por su esposa
Pero quizá las críticas que más ha tenido que enfrentar Noriega en estos primeros seis meses de gobierno son las que cuestionan el ingreso de su esposa, Catalina Velasco, a la Empresa de Energía de Bogotá (EEB), donde ocupa la vicepresidencia de Servicios y Participación. Ejerció Noriega alguna influencia para poner allí a su esposa, que trabajó en las alcaldías de Lucho Garzón y Samuel Moreno, en las secretarías de Planeación y Hábitat?
"Todo eso que dicen ha sido muy injusto con Catalina, que es una profesional destacada. Por esa razón, fue Mónica de Greiff (presidenta de la EEB) quien la invitó a hacer parte de su equipo", anota y añade que no encontraron ninguna incompatibilidad legal.
Tanto Noriega como Velasco, que tienen dos hijos, Eloísa, de 12 años, y Tomás, de 9, han crecido políticamente de la mano de la exministra María Emma Mejía. Y sus detractores ya especulan con que ellos estarían abonando el terreno a una eventual candidatura de Mejía a la Alcaldía.
Pero Noriega lo niega enfáticamente y, por ahora, se concentra en Petro, a quien le habla al oído -como pocos- y denuncia un "proyecto absurdo e inconcebible de los opositores para cuestionar la legitimidad del mandato del Alcalde".
Una larga carrera con el Estado
El primer trabajo de Eduardo Noriega de la Hoz fue como jefe de una oficina jurídica de una central de cooperativas agropecuarias, en 1985. Luego, lo que muestra su hoja de vida es una amplia experiencia en distintos cargos del Estado. Fue secretario general de la desaparecida Comisión Nacional de Televisión (CNTV), viceministro (e.) de Juventud, secretario general del Icfes y secretario general y subdirector jurídico del Icetex. En la CNTV, donde participó activamente en la discusión del tercer canal, fue comisionado en representación de las universidades, las organizaciones de padres de familia y las ligas de televidentes, entre el 2005 y el 2007.
YESID LANCHEROS
Redactor de EL TIEMPO
yeslan@eltiempo.com
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