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El intento de asesinato del esmeraldero Jesús Hernando Sánchez, ocurrido en una tienda de ropa en el exclusivo sector de la zona rosa de Bogotá, dejó en evidencia que el fenómeno no solo no ha desaparecido, a pesar de las cifras que hablan de una reducción de homicidios, sino que esta actividad delictiva se duplicó en los últimos nueve meses.

Para las autoridades (Distrito, CTI y Policía), la acción de los sicarios se tipifica como tal cuando existen indicios o pruebas de que un asesinato fue cometido por medio de un tercero y con remuneración de por medio para los autores.

Las estadísticas del Centro de Estudio y Análisis en Convivencia y Seguridad Ciudadana (CEACSC), con base en cifras oficiales, revelaron que, de los 908 asesinatos registrados entre enero y septiembre del 2012, el 53,1 por ciento (482) ocurrió por venganzas y que, de esta última cifra, el 15,8 por ciento, es decir, 76 episodios, se atribuyó a la modalidad de sicariato. En el mismo período del año pasado ocurrieron 35 casos.

En concepto del director del CEACSC, Rubén Darío Ramírez, el incremento de este delito se pudo deber este año al carácter "cada vez más horizontal que existe entre la delincuencia, es decir, ya no hay tantas figuras de jefes y subalternos en el ámbito de la violencia, lo que genera cada vez más problemas entre ellos".

Otra razón del aumento del sicariato en lo que va del 2012 la atribuye Hugo Acero, exsecretario de Seguridad y Convivencia del Distrito, al fortalecimiento de la venta de droga, no solo en la capital, sino en varias ciudades del país.

"El sicariato se nutre también del comercio de estupefacientes, que dejó de ser simple microtráfico -explicó Acero-. La venta de droga al menudeo era una situación marginal hace algunos años, pero ahora hay verdaderas estructuras narcotraficantes en Bogotá, y estas necesitan oficinas de sicariato para poder posicionarse y mantenerse."

El experto también cree que fenómenos como el contrabando, la proliferación de la venta y alquiler de armas de fuego, los denominados ajustes de cuentas y hasta los problemas de infidelidad entre parejas ayudan al aumento de los crímenes por dinero.

No obstante, la tendencia de esta modalidad criminal en Bogotá varía dependiendo de las problemáticas que enfrente la ciudad. Así, además del incremento de este año, en el 2011 hubo un leve aumento frente al 2010 cuando el porcentaje de sicariato, a septiembre, era del 5,5. En el 2009 era del 7,3%. "Hace cuatro años -en el 2008- tuvimos un repunte del sicariato en la ciudad (26,6% a septiembre), especialmente por enfrentamientos entre esmeralderos", añadió Ramírez.

¿Cómo se identifica?

Identificar cuándo un caso es de sicariato y cuándo no sigue siendo materia de discusión entre expertos y el Distrito.

Aunque Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), admite que la Policía viene haciendo un trabajo efectivo para bajar los asesinatos, dice que es complicado establecer la modalidad de sicariato cuando hay información preliminar y escasa de los hechos.

El analista afirma: "Estamos subestimando el poder de profesionalización del asesino y muchos casos que en realidad son sicariatos no se incluyen en la estadística. Hay, sin duda, un subregistro incalculable. Hace falta más inteligencia para contrarrestar a las agrupaciones dedicadas al sicariato".

Sin embargo, Hugo Acero y Rubén Darío Ramírez coinciden en que no necesariamente un caso debe esclarecerse para tener indicios de que en él estuvo involucrado un sicario.

"Generalmente, el sicario no dispara en una sola ocasión, como se puede llegar a ver con frecuencia en casos de hurto, y se desplaza en motocicletas de alto cilindraje para evadir controles y posibles seguimientos", sostiene Acero.

Según este, hay que fortalecer la investigación criminal para desarticular las oficinas de cobro.

Zonas más afectadas

Kennedy (22 por ciento de los casos) y Ciudad Bolívar (20) son las localidades donde más se han presentado casos de sicariato este año en Bogotá, especialmente entre grupos delictivos.

Atentado
Investigan llamadas a esmeraldero

La Policía no ha hecho mayores avances en la investigación para identificar a los autores del intento de asesinato del empresario de esmeraldas Jesús Hernando Sánchez, ocurrido el martes en un almacén de la calle 82 con carrera 12.

De momento, se rastrean las llamadas de celular que ese día recibió la víctima, una de las cuales lo habría llevado a cambiar de ruta para dirigirse a la zona rosa, donde un sicario le disparó en nueve ocasiones.

Desde que la Policía publicó el retrato hablado del presunto responsable y ofreció una recompensa de 20 millones de pesos en busca de información, las autoridades han recibido más de 500 llamadas, pero ninguna con información relevante.

Los investigadores también examinan los videos de seguridad del sector y de la tienda donde Sánchez fue atacado con el fin de identificar al agresor, que huyó con su cómplice en una moto de placas falsas.

Por ahora se sabe que el empresario, socio del zar de las esmeraldas Víctor Carranza en la mina Cunas, de Muzo (Boyacá), había detectado seguimientos de varios hombres en los últimos 20 días. Sánchez permanece en estado crítico en la Clínica del Country.