Ibagué. Detrás de una olla grande, de un fogón de leña y de centenares de tamales se mueve toda una economía que genera el sustento de miles de familias ibaguereñas.
Un ejemplo es el de María Delia Gutiérrez, propietaria de Tamales y más Tamales, en la carrera sexta con calle 21, en Ibagué. Desde hace 40 años, esta mujer y dos de sus cuatro hijos no hacen más que amarrar tamales. Antes se dedicaban a la agricultura en el corregimiento Santiago Pérez, en Ataco (Tolima).
"Comencé haciendo 50 tamales. Gustaron porque les poníamos buena carne de cerdo y bastante pollo; además, se cocinaban con leña", recuerda María Delia, que recién ajustó los 66 años.
Después de esa primera venta, pasó a 400, cada semana. Pero las cosas le han salido tan bien que para hoy, el día del tamal, que se celebra en Ibagué, alistó 15 mil.
Este oficio le permitió costearles el bachillerato a sus hijos. Uno de ellos, Antonio, es el brazo derecho en la pequeña empresa, que genera 12 empleos en temporada.
Don Argemiro Arboleda, un tolimense de 70 años que lo único que sabe es hacer tamales, vive una historia similar. "Tenemos 8 mil tamales listos para vender hoy", afirma, y reconoce que con su trabajo crió a tres hijos y los hizo profesionales.
"Franklin es ingeniero de sistemas; William, administrador de empresas y Aldinevar se graduó en finanzas y negocios internacionales", señala don Argemiro. Franklin, por su parte, dice que su objetivo es convertir la empresa en una gran distribuidora en Colombia, y enfatiza en que se metieron de lleno porque el negocio es una herencia familiar.
Este viernes, durante la celebración, se espera la venta de unos 200 mil tamales.
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