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En Bogotá, no todos los residuos de demoliciones, remodelaciones y excavaciones se botan en las dos únicas escombreras oficiales que tiene la ciudad: La Fiscala y Cantarrana. Por lo menos, una tercera parte termina en andenes, separadores, bahías, lotes, rondas de ríos y humedales.

Así, se le han creado a la capital 368 puntos críticos por abandono de escombros, según un censo que acaba de terminar la Secretaría Distrital de Ambiente (SDA), basado en seguimientos de la entidad a esos puntos, y datos de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp) y la Policía Metropolitana.

La mayoría se han levantado en Engativá, Fontibón y Suba. También los hay, en menor proporción, en Kennedy, Bosa y Ciudad Bolívar (ver mapa).

El volumen de estos residuos que se producen en el Distrito es gigante. Fuentes extraoficiales calculan que están originándose unos 14 millones de metros cúbicos anuales. Esto indicaría que cada día se producen, en promedio, 38.356 metros cúbicos.

De ese total, 8’920.103 metros cúbicos (el 63,7 por ciento) tuvieron origen –entre enero y diciembre del 2013– en los grandes ejecutores de obras, como constructoras, el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), la Unidad de Mantenimiento Vial y la Empresa de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de Bogotá (EAB). Estos reportes corresponden a lo informado por los generadores a la SDA, en cumplimiento de la nueva reglamentación sobre el manejo de escombros, que rige en Bogotá desde agosto pasado.

Tal cifra muestra, además, que, comparada con la del año pasado, la cantidad de escombros aumento 37,2 por ciento en la ciudad. En el 2012 se contabilizaron 6’500.000 metros cúbicos.

Mientras todos los registrados están bajo control de la autoridad ambiental, no sucede igual con alrededor de 5 millones de metros cúbicos restantes (36,3 por ciento), que se estiman son los domiciliarios. Son, precisamente, los que no se informan a la SDA y los que, en su mayor parte, botan los carreteros (contratados por la ciudadanía) en cualquier sitio.

Para la subdirectora de Control Ambiental de la SDA, Julie Andrea Martínez, los domiciliarios representan hoy “el problema más grave de la ciudad porque se disponen ilegalmente en la estructura ecológica principal, como canales, rondas de humedales y ríos, afectándolos”.

Por no llevar esos materiales a las escombreras oficiales, no limpiar adecuadamente los frentes de obra y afectar sumideros, la SDA inició en los últimos 3 años 72 procesos sancionatorios y ordenó la suspensión de actividades en 30 proyectos de obra.

Varios factores han influido en que sigan arrojándose esos residuos en los espacios públicos. Además de que solo existen dos escombreras en una ciudad con grandes obras y remodelaciones, algunos volqueteros no transportan los residuos hasta esos sitios por estar en los extramuros. Prefieren arrojarlos en puntos más cercanos, pero no autorizados.

La ciudadanía tiene también su cuota de responsabilidad porque contrata a los zorreros para que dispongan de ellos.

Para solucionar parte de este problema y en vista de que tampoco hay áreas urbanas disponibles para abrir otra escombrera en la capital, la Uaesp dijo que en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) se dispuso que las canteras usadas para explotación minera se recuperen con escombros tratados previamente en plantas de aprovechamiento.

El plan es que la primera se abra el próximo año.

Las empresas de aseo deben recoger hasta 10 lonas llenas

La Uaesp informó que, de acuerdo con los contratos, las empresas de aseo tienen la obligación de recoger hasta un metro cúbico de escombros, que caben en unas 10 lonas (como las de harina).

Si el usuario quiere que la empresa le recoja más del metro cúbico, puede negociar el valor del transporte del excedente con el operador. Para usar ese servicio se puede llamar a la línea 110, solicitar la recolección de escombros domiciliaria e informar el número de cuenta interna que figura en el recibo del agua.

La Unidad ha requerido a las empresas de aseo para que no demoren más de 5 días en alzar los escombros. Ahora no acuden o tardan 15 días en prestar el servicio. Esa es una razón por la cual la gente termina contratando al zorrero.

REDACCION BOGOTÁ
lucgom@eltiempo.com