Bahía de Cartagena. Ese es el nombre de uno de los edificios más elegantes y exclusivos de la Heroica, diseñado por Rogelio Salmona de cara al mar Caribe.
Allí, en el octavo piso, el contratista Emilio Tapia –cerebro del saqueo a las arcas de Bogotá– tenía un apartamento de 400 metros cuadrados que visitaba con frecuencia a pesar de que la administración le había pedido, tras el escándalo del ‘carrusel’ de la contratación, que se fuera.
Hasta allí llegó el CTI de la Fiscalía que intenta demostrar cómo Tapia ocultó más de 4.000 millones de pesos del dinero de las comisiones que cobraba a nombre de los hermanos Moreno Rojas.
Allegados a Tapia niegan los señalamientos y aseguran que el apartamento era alquilado. Pero un investigador estableció que, en octubre, Tapia cotizó la compra de dos apartamentos similares, en la misma cuadra del exclusivo sector.
Además, la Fiscalía tiene escrituras y testimonios bajo juramento que indican que las propiedades que se allanaron la semana pasada son del contratista de Sahagún (Córdoba), que ahora afronta un proceso por enriquecimiento ilícito que lo tiene durmiendo en La Picota. ( Lea también: Los negocios de Tapia con la plata de los bogotanos).
La casa de ‘Manicomio’
Ese es el caso de un lujoso apartamento en Bogotá, ubicado en la carrera 11B con 125, diagonal al edificio en donde vive un ministro.
“Cuando íbamos a entregarle las comisiones de los contratos, los escoltas de Emilio se cruzaban con los del ministro”, asegura uno de los testigos de la Fiscalía. Y agrega que Tapia vivió allí hasta 2011 y que luego se pasó a una lujosa casa en San Simón, cerca al hangar antinarcóticos de la Policía.
EL TIEMPO estableció que la propiedad está a nombre de las hijas de un narcotraficante, socio del gran capo Daniel ‘el Loco’ Barrera’.
Se trata de Juan Carlos Ramírez Taborda, ‘Manicomio’, jefe de una red de narcopilotos y dueño de 75 propiedades tasadas en 3,5 millones de dólares. El hombre se sometió a la justicia de Estados Unidos a mediados del 2010, cuando Tapia empezó a colaborar con la Fiscalía.
Además de la ubicación de esas propiedades, la Fiscalía indaga al Criadero Rancho La Fe o Rancho Sofía. Este fue constituido el 25 de noviembre de 2010 y aparece como representante Juan José Durango Hernández, identificado por los testigos como el jefe de escoltas de Tapia.
Según caballistas, el rancho es el dueño de cinco yeguas de paso fino. También se encontraron caballos en la hacienda que se le allanó en Sahagún, con kioscos para fiestas, jacuzzi al aire libre y zona de juegos.
“Además, rastreamos a uno de sus choferes, de apellido Domínguez, quien le tendría una caleta”, dijo un investigador.
‘La Fiscalía lo sabía todo’
Albeiro Yepes, abogado del contratista, aseguró que la Fiscalía conocía la existencia de todas estas propiedades y que muchas de ellas estaban en arriendo. Además, que los supuestos testaferros –Jesús David Sierra y Carlos Joly Herrera– son unos “simples muchachos” que cobraron unos cheques por montos cuyo paradero Tapia ya explicó dentro del proceso de colaboración. Y agregó que las empresa Tecmach no tiene activos sino una flotilla de carros en leasing.
Finalmente, aseguró que desconocían que la casa de San Simón estuviera conectada con un narco. Y añadió que Tapia se siente traicionado porque iba a devolver cerca de 4.000 millones de pesos, la misma suma que la Fiscalía cree que ocultaba.
El Audi estrellado del ‘testaferro’ de Tapia
“Ese carro me lo entregaron en un muy buen precio... lo habré utilizado unos cuatro meses, se lo entregué al señor Jesús (David Sierra Aldana), que supuestamente me lo iba a comprar, después se estrelló, se lo quité y me tocó pagar el arreglo. Él solo pagó una cuota del ‘leasing’ ”. Este es el testimonio de Javier Haddad Cure, el representante legal de H&H Arquitectura, una de las empresas vinculadas al ‘carrusel’ de la contratación.
Tal como lo reveló este diario, H&H le cedió a Sierra –señalado testaferro de Emilio Tapia– una lujosa camioneta Audi Q7 avaluada en 150 millones de pesos. El vehículo aparece en la contabilidad secreta de Tapia –revelada por EL TIEMPO, en poder de la Fiscalía– con las placas BDT 517. Sin embargo, reporteros de este diario establecieron que existe un error en los datos que tienen los investigadores judiciales.
Las verdaderas placas son las BBT 519. Además, se contactó a Alfonso Hernán Santos, el propietario del Audi Q4 de placas BDT 517, quien ya le pidió a la Fiscalía investigar si se trata de un error o de un caso de ‘gemeleo’ de placas. “Me preocupa esta situación ya que puedo llegar a ser detenido”, le dijo Santos a EL TIEMPO quien tienen todos sus papeles en regla.
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