Alarma por las nuevas drogas que están consumiendo me
Su mano se levanta mientras la manga de su saco de colegio se encoge. Con pequeños saltitos sale del salón de clase hacia el baño, luego de que la profesora le diera permiso. En su jardinera a cuadros lleva un frasco que contiene un líquido llamado dick y que es usado para mantenimiento de computadores.
En el baño, unta el extremo de su buso con el fluido y comienza a inhalar. Lo hace varias veces. Su cabeza gira mientras siente que su mente se desprende de su cuerpo. Inhala una y otra vez y siente que se desconecta de la realidad. Al abrir los ojos se encuentra en la enfermería del colegio. Una maestra la encontró desmayada en medio de dos lavamanos. El caso se registró hace dos meses en un colegio del sur de Bogotá, con una estudiante de 16 años que cursa octavo grado.
Ella cuenta que probó droga a los 13 años porque una amiga la invitó y ese bautizo de fuego también lo han vivido miles de adolescentes en Bogotá, Medellín y Cali.
Como esta adolescente, los menores consumidores de alucinógenos saben que estas sustancias son tóxicas, pero no les importan los efectos nocivos porque, aseguran, "disfrutan la sensación que genera".
Algunos mezclan estos líquidos tóxicos con golosinas -como leche azucarada en polvo-, para resistir la inhalación de cantidades más fuertes y nocivas. Lo peor es que la primera dosis la consumen antes de iniciar clase en las mañanas y el resto suele ser consumido a la hora del recreo.
Según han establecido las autoridades de salud de las tres principales ciudades del país, entre los escolares menores de edad se ha vuelto común el consumo de alcohol y cigarrillo después de la jornada de clases.
Para todos los gustos
Pequeñas, tóxicas, en exceso letales. Así son las drogas que ahora consumen los niños y jóvenes en gran parte del país. Lo hacen frente a sus padres, maestros y amigos sin que éstos lo noten. Las camuflan en botellas de agua, cajas de chicles, billeteras y bolsas de té. Hacen con ellas tortas, postres, jugos, refrescos y hasta nuevos licores, como una bebida que llaman chámber - una mezcla de alcohol antiséptico y agua -. Cuando le agregan Coca-Cola le dicen cocol.
En pasillos de colegios, calles de barrios, bares y centros comerciales se consiguen otras sustancias alucinógenas conocidas con nombres como trip, poper, dick y pepas, entre otros, y que han ganado terreno frente a drogas tradicionales como la marihuana y la cocaína. Así que si usted no tiene ni idea que es tripiarse, pegarse un viaje, andar embalado o simplemente tener la cometrapo pero ha escuchado a sus hijos pronunciar alguna de estas frases, es hora de prender las alarmas antes de que sea demasiado tarde para ellos.
Una cuestión de familia
Según Jaime Velosa, director de la fundación Aedificare y sicólogo del Hospital Santa Clara, en Bogotá, la mayoría de los menores que se inician en el consumo de drogas provienen de familias disfuncionales.
"Es una problemática de todos. Se presentan inconvenientes al interior del núcleo familiar que desencadenan el consumo. La edad para drogarse cada vez es menor y en el 80 por ciento de los casos se iniciaron por alcohol o cigarrillo", asegura el doctor Velosa.
Agrega el especialista que el camino equivocado para recuperar a los menores consumidores es la prohibición y la represión: "Hay que escucharlos. Acercarse de otra manera. Conocer quiénes son y qué desean en la vida".
Desde temprana edad
Mientras que en Bogotá el promedio de edad en el que comienza el consumo de drogas es de 15 años, según la Secretaría de Salud de Medellín el promedio está entre los 10 y los 12 años. El 44 por ciento de esos niños primero probó el alcohol y luego otras sustancias. En el Valle de Aburrá el 15,3 por ciento de los jóvenes entre 14 y 19 años ha fumado marihuana.
Más alarmantes aún son los primeros casos de estudiantes que consumen anfetaminas, drogas de fácil acceso por su costo y su producción, como el éxtasis, del que se han creado varias versiones con precios que oscilan en la calle entre 5 mil y 25 mil pesos.
Por su parte, las autoridades de salud de Cali han logrado establecer que el consumo de alcohol y cigarrillo comienza entre los 9 y los 12 años. La marihuana, las sustancias inhaladas y las pepas son sus favoritas entre los 12 y los 18 años. A su vez, los estratos que más consumen son los 1 y 2 con sustancias como el bazuco.
"Sucede que por el control del Gobierno en las fronteras la droga no circula y se negocia al interior de las ciudades. Aquí es donde se fortalecen los carteles del microtráfico que utilizan los mismos estudiantes y a los adolescentes para vender los alucinógenos. Es similar en todas las ciudades", asegura el doctor Velosa. Advierte que los menores que consumen lo hacen como una forma de socializarse con su entorno, el de compañeros de colegio y amigos de barrio, parches o combos. Abra el ojo.
Marihuana, la droga más consumida en Medellín
De acuerdo a cifras de la Secretaría de Salud el 48.4 de los niños que iniciaron, desde los 9 años, a consumir, lo hicieron con alcohol (48%) y cigarrillo (36%). La marihuana es la sustancia más usada en el Valle de Uburrá, seguida por la cocaína.
Cali, entre GAP y sedantes
En Cali la ketamina (sedante para animales) y el GAP (derivado del popper) son las sustancias más usadas desde los 14 años. Los niños inician a los 9 con alcohol y tabaco. La marihuana también es popular.
El dick y el poper, los más consumidos en Bogotá
Según la Secretaría de Salud Distrital los jóvenes entre 12 y 17 años son los que más consumen sustancias como líquidos tóxicos que se inhalan. Entre ellos está el dick y el poper. Las localidades más afectadas son Kennedy, Bosa y Puente Aranda.
VCTOR H. GORDILLO BOLVAR
DIARIO MO
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