Mi reunión con los papas fue corta y privada: sastre
El nariñense Luis Abel Delgado, que se ha hecho conocido a través de los medios como el sastre que ha diseñado ornamentos para el papa Benedicto XVI, y recientemente para el papa Francisco, volvió a hablar este viernes de la historia que contó a periodistas en la Embajada en Roma –el pasado jueves–: su encuentro fugaz con los dos papas.
Delgado reiteró que fue a un desayuno privado con Benedicto XVI y que de forma sorpresiva se apareció Francisco. Dijo que no tomó fotos porque el personal de seguridad se lo impidió.
“No pude entrar cámara. Yo traía unos pandebonos desde Cali, que dejé sobre el comedor del convento donde vive el papa Benedicto XVI en el Vaticano. El papa Francisco llegó después. Estábamos solos los tres, y unas religiosas”, dijo el modisto, de 44 años.
Delgado contó que hace pocos días viajó a Roma para entregarle un regalo al pontífice argy: una custodia tallada en madera. El miércoles asistió a una de sus homilías en la plaza de San Pedro, en la zona del besamanos.
La autorización para estar allí, asegura, la obtuvo a través de la Nunciatura Apostólica en Colombia, que envió su solicitud a la Santa Sede.
“Cuando llegó adonde yo estaba, me dijo: ‘Maestro, ¿cómo está?’. Le dije: ‘Bien, don Francisco’. Me dio un apretón de manos y dijo: ‘Mañana nos vemos un momento’, y siguió saludando. Fue un saludo cortico”, afirmó.
Sin embargo, Caracol Noticias publicó un informe en el que se pone en duda su cercanía con los pontífices, al igual que sus oficios como sastre en la Curia romana. Consultado por dicho medio, el portavoz vaticano, Federico Lombardi, afirmó, después de revisar el tema con el departamento de vestidos litúrgicos, que en la Santa Sede no tienen razón de él.
Delgado respondió que, en efecto, Lombardi no lo conoce porque su relación con el papa Benedicto XVI no ha sido de carácter oficial, a través de la Santa Sede. Y recordó que el primer ornamento que hizo para el papa alemán obedeció a un encargo hecho por unos sacerdotes colombianos que se encontraron con él, en Brasil, en el 2007.
“El papa solicitó que lo visitara, y en varias veces que vine al Vaticano le traje ornamentos; algunos me los pagaron, otros fueron obsequiados, muchos de ellos los lució el papa Benedicto XVI en varias ceremonias”, dijo.
Y aclaró: “Lo he dicho más de una vez: no hago las sotanas ni las capas. En Roma hay un sastre que hace eso; yo solamente he sido sastre bordador”, enfatizó.
“Estoy bien, tranquilo, estoy hablando la verdad ante Dios. Mi conciencia la tengo limpia”, dice.
REDACCIÓN EL TIEMPO
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