Es reconfortante saber que aún hay personas que promueven un español impecable, que entienden la importancia de respetar la ortografía. La tuitera @Tefa_ es una de ellas y a diario uno la puede leer en la red social Twitter haciendo observaciones sobre el idioma o corrigiendo a las personas que escriben mal en Twitter, los que dicen Concejo de Seguridad de la ONU en vez de Consejo de Seguridad.
Para aprovechar su valiosa contribución, y con su permiso, mostraremos todos los jueves algunos de sus apuntes:
*Escribir en mayúsculas no lo exime de poner tildes. No es lo mismo "sangre en las sábanas del César" que "sangre en las sabanas del Cesar".
*Libido el deseo, lívido el pálido, esto es para muchos psicoanalistas que usan y escriben el término como si fuera una palabra esdrújula.
Por cierto, lo de libido y lívido se puede aclarar así: no es lo mismo un lívido reprimido que la libido (femenina) reprimida.
*Para psicoanalistas, psiquiatras y médicos: síndrome y no sindrome. Esta sí es una palabra esdrújula en el español.
*Adolecer no es carecer, es padecer.
*Se dice anteayer, no antier ni antesdeayer.
*Usted no dice que hay un medio piso o que vive en él, no diga que su apartamento está en el diecisieteavo, sino en el décimo séptimo.
*Diecisieteavo, onceavo, etc., se refiere a los quebrados o decimales. Primero, segundo, tercero, quincuagésimo, a los ordinales.
Hay que ser concordante con el género. No es la "primer" o "tercer" vez. Es la primera y la tercera vez que se lo digo, o dice el segunda?
*Tópico no significa tema. Eso es un anglicismo que se ha popularizado con Internet, especialmente con Twitter.
Quién es @Tefa_?
Su nombre es Estefanía Uribe Wolff. Hincha del Medellín y admiradora de Piedad Córdoba. Fue criada por sus abuelos maternos y su paladín del idioma fue Doña Lucinés, una maestra en Titiribí que dejó de enseñar cuando tuvo hijos.
"Siempre me recalcó el que enseña aprende dos veces", cuenta Uribe.
@Tefa_ ha empezado cuatro carreras: filosofía, derecho, comunicación social y filología, pero "algo me ha impedido terminarlas, así que no tengo una hoja de vida para presumir, salvo que a mis veintidós años fui editora cultural del suplemento Palabra y Obra del periódico El Mundo, de Medellín, en el que también escribí algunas cosas.
"Aprendí ortografía con mi abuela, pero también con Lucila González de Chávez, quien fue su compañera en el Central Femenino de Antioquia. Lo demás fue con Fernando Ávila, defensor del lector del periódico EL TIEMPO, con dos libros que publicó. Leí libros de Argos y sus gazaperas. Ahora consulto frecuentemente www.fundeu.es y el diccionario de la Real Academia Española. Me gusta contemplar las palabras, aprenderlas, conocer su morfología y su significado para después juntarlas".
Lea aquí Golpeada y hundida la ortografia muto a la horror grafia.
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