Burbuja inmobiliaria?, lo que pasa es que no hay tierra
Un nuevo estudio publicado por el Banco de la República concluye que los precios de la vivienda en Colombia no están “desalineados”. Al contrario, son precios predecibles a partir de sus determinantes fundamentales. Si bien los precios sí están elevados, más que una burbuja, la razón es la escasez de suelo disponible para construir.
En el último año, los precios han venido creciendo a una tasa anual de 11,5 por ciento, según el Dane, y se mantienen en el nivel más alto de la historia.
En el estudio ‘Los efectos del precio del suelo sobre el precio de la vivienda para Colombia’ se señala que el aumento de precios “puede estar reflejando escasez de tierra urbanizable acondicionada para tal fin (por ejemplo, con adecuada cobertura de servicios públicos), fuertes restricciones en el uso del suelo por parte de las autoridades locales o un fenómeno especulativo”.
El trabajo, publicado por el Emisor, fue hecho por los investigadores de Fedesarrollo Natalia Salazar, Roberto Steiner, Alejandro Becerra y Jaime Ramírez.
Antes del 2011, el impacto del costo del suelo en el precio de una vivienda era de entre 11 y 16 por ciento, y actualmente es de 21 por ciento, de acuerdo con otro estudio de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), que aún no ha sido publicado pero del que EL TIEMPO obtuvo un adelanto.
La Asociación de Instituciones Financieras (Anif) va más allá y advierte una incidencia, en algunos casos, de hasta 25 por ciento.
Así mismo, ve “un doble efecto de contracción de la oferta disponible, tanto por la escasez del suelo como por el ruido regulatorio del Plan de Ordenamiento Territorial impulsado, para Bogotá, por el alcalde Gustavo Petro”.
Para César Llano, presidente de la Federación Colombiana de Lonjas (Fedelonjas), “la ciudad participa con casi 50 por ciento del mercado constructor en el país, lo que confirma el porqué de la preocupación en este caso puntual”.
Natalia Salazar, coautora del estudio de Fedesarrollo, le suma al suelo otras variables, que también impactan el alza de los precios de la vivienda, entre ellos los costos de construcción o un crecimiento muy acelerado del crédito; sin embargo, entre algunos analistas hay consenso en que, por lo menos ahora, no están pesando tanto como la tierra.
De cualquier forma, para Salazar, claramente “se requieren medidas estructurales que permitan liberar suelo urbanizable, especialmente en las grandes ciudades, lo cual exige esfuerzos conjuntos de las autoridades nacionales y locales”.
De acuerdo con BBVA Research, la disponibilidad del suelo ha disminuido en los últimos años; muestra de ello fue la caída en los proyectos iniciados y en los metros cuadrados generados.
“Esta reducción ha sido más alarmante en los estratos bajos, pues los costos actuales de la tierra son, en ocasiones, restrictivos para la construcción de la vivienda de menor valor, profundizando el déficit”, explica.
Sobre los macroproyectos impulsados por el Gobierno, advierte que demandan suelos en la periferia que exigen provisión de bienes públicos y, en ausencia de estos, aumentan dramáticamente los tiempos de transporte.
REDACCIÓN ECONOMÍA Y NEGOCIOS
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