Tres líderes mujeres cuentan cómo es vivir baj
Los tiempos para las mujeres no siempre han sido buenos, pero los de hoy están muy mal. Sobre todo, para aquellas que un día decidieron no aceptar que otros resolvieran sus vidas, y menos a punta de amenazas.
Según informes de organizaciones sociales, mujeres defensoras de derechos humanos de Antioquia, Bolívar, Bogotá y Cauca (las zonas más críticas) viven un infierno. Un informe de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes) reveló que cinco de ellas han sido asesinadas este año. Otras han sido violadas o desterradas. Y muchas más, amenazadas.
Uno de los casos más críticos es el de Rosa*, una líder negra que tuvo que abandonar su pueblo por amenazas. Rosa fue violada; su esposo, asesinado; ha sufrido dos atentados en su contra y vive escondida y separada de sus hijos, para protegerlos.
Sus testimonios
Le temo hasta a mi sombra
A Marina*, una mujer de 42 años que vive en Medellín, le atemoriza la idea de salir del país. Nunca ha viajado más allá de Bogotá y Bucaramanga, pero es consciente de que esta es la única salida que le queda para proteger su vida y la de sus hijos, de 12, 15 y 17 años. Su trabajo como líder de la Ruta Pacífica de Mujeres de Medellín es reconocido en la ciudad, especialmente en la comuna 3. Restitución de tierras, desplazamiento y equidad de género son los ejes en los que ha concentrado todo su esfuerzo, el mismo que la convirtió en "objetivo militar" de criminales. "Le temo hasta a mi propia sombra. Duermo poco e intranquila. Vivo escondiéndome, evitando que la gente me vea y me reconozca", contó Marina, quien ya salió del barrio donde vivía, por la gravedad de las amenazas. Sus hijos, que se niegan a abandonar lo que han construido en Medellín, no pudieron volver al colegio y, al igual que su mamá, viven apartados.
Mi vida es un infierno
El 8 de noviembre del 2009, y mientras Rosa* preparaba la comida para ella, su esposo y su hijo de 3 años, unos disparos rompieron la tranquilidad de su hogar, en el barrio Olaya, de Cartagena. El niño entró en llanto. Rosa llegó corriendo a la sala de su casa y se encontró con una imagen que desde ese día no se va de su cabeza: su esposo, de 28 años, había sido asesinado.
"Esta lucha no sólo me quitó a mi marido, sino que ha hecho de mi vida un infierno completo. No puedo salir de la casa por largos períodos de tiempo, y tengo que vivir separada de mis hijos para protegerlos", dijo esta mujer de sólo 27 años, huérfana de padre y madre, desplazada, víctima de abuso sexual, amenazada y víctima de dos atentados.
Rosa, nacida en Apartadó (Antioquia), trabaja desde la Asociación Nacional de Afrocolombianos Desplazados (Afrodes) por la defensa de los derechos de las mujeres. Debido al incremento de las amenazas en su contra, tuvo que trasladarse a Bogotá.
"Esta situación es horrible. Es desconfiar de todas las personas que te rodean. Y a eso es a lo que me tengo que enfrentar todos los días", agregó.
He sido perseguida desde mis 13 años
Teresa* es una de las mujeres amenazadas de muerte en los dos panfletos que han circulado este año en Bogotá. Esta madre cabeza de familia fue víctima del primer atentado en el 2008, cuando encapuchados le dispararon a su casa, mientras dormía. Ha sido perseguida desde los 13 años por la labor que, como activista, empezó a ejercer en Barrancabermeja, su pueblo natal. Pero los ataques no sólo han sido en su contra. Su hija mayor estuvo a punto de perder la pierna derecha por cuenta de un atentado.
Teresa, a sus 31 años, es una de las 15 mujeres del país a las que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le otorgó medidas cautelares: protección para garantizar su vida.
Alerta
Las zonas de mayor riesgo
Bolívar: este año, más de 10 grupos de mujeres han sido mencionados en panfletos del Erpac, Águilas Negras y los Rastrojos. En la Liga de Mujeres Desplazadas del departamento, solo para citar un ejemplo, hay 75 casos críticos de amenazas. Una de sus líderes, Keila Esther Berrío, de 31 años y madre de tres hijos, fue asesinada este jueves. Y el pasado 6 de julio también fue asesinada Emérgida del Carmen Fuentes, capitana del Cabildo Indígena Porvenir La Fe, en Montelíbano.
Bogotá: han circulado dos panfletos, este año, de bacrim. Uno de los Rastrojos y otro del Erpac. También ha sido amenazada Pilar Rueda, la defensora delegada para los derechos de la niñez, la juventud y la mujer. Nunca había sido intimidada.
Medellín: tras el asesinato de la reconocida líder de restitución de tierras en Medellín Ana Fabricia Córdoba, en junio, aumentaron las amenazas contra líderes. La situación es crítica para dos de las mujeres que trabajaban con Córdoba, por ello se está tramitando su salida del país. En solo una organización hay 30 mujeres amenazadas.
Cauca: este año, 15 líderes han sido intimidadas por bandas. Han circulado tres panfletos contra organizaciones y mujeres.
* Los nombres fueron cambiados por petición de las víctimas y de la organización, para proteger sus vidas.
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