A quién no le ha tocado ver todo un partido de pie? Quién no ha peleado porque su silla en el estadio se lo apropió otro? Quién no se ha ido al estadio con tres o cuatro horas de antelación para conseguir un buen lugar y guardarles puesto a los amigos? A todos!
Pero con el mundial de fútbol juvenil los colombianos estamos experimentando otra forma de ver el fútbol, tan extraña y placentera, que se podría apostar que la mayoría desearía que las cosas no cambiaran.
Qué tal un clásico Cali vs. América o Millonarios vs. Santa Fe en los que todos los asistentes tengan su puesto asegurado, todos puedan ver el partido sentados, con las escaleras de acceso libres y en un ambiente de respeto, sin reprimir, claro está, el fervor por el equipo de nuestros amores?
Aún faltan cosas por resolver: como los inundados pasillos de El Campín, y aunque se critique a la Fifa por muchas de sus decisiones y políticas, yo voto por que la Cultura Fifa se quede en Colombia por estas diez razones:
1. Uno llega a los alrededores del estadio y ya no está ese aficionado con cara de pocos amigos que pide monedas para entrar a ver a su equipo.
2. Las filas para entrar, además de ordenadas, son rápidas. La requisas, extrañamente poco estrictas, se convierten en un voto de confianza como parte de esta cultura.
3. Las sillas numeradas son respetadas en todas las tribunas, incluso en las populares altas norte y sur, y no se aplicaba la de "es que yo llegué primero".
4. Todos, sin excepción, sacan su cámara digital para registrar los mejores momentos del partido sin temor a que alguien lo vaya a robar.
5. Los hinchas ven el partido sentados, sin interesar que fuera la localidad más barata. Obvio, menos en los segundos más intensos del encuentro.
6. No se producen las peligrosas avalanchas de gente cuando un equipo hace gol. La vida en este instante de felicidad estaba casi que garantizada.
7. Familias enteras, niños, jóvenes, viejos y gente que no pisaba el estadio en años regresó a ver buen fútbol.
8. A pesar de que la altura de las vallas que separaban la cancha del público era irrisoria, el comportamiento de los espectadores ha sido intachable, aunque en el segundo partido de Colombia casi nos descaramos en el segundo gol. Pilas!
9. Sin duda, solo hay una razón para que todo lo anterior se diera: no había barras bravas.
10. Y a la salida, no hay el riesgo de encontrarse a uno de estos indeseados personajes con ganas de chuzar a alguien porque su equipo perdió. Todos los hinchas, los verdaderos, los que en realidad se gozaron el deporte rey, salen felices.
Por estas diez razones, yo voto para que la Cultura Fifa se quede en Colombia. Usted qué opina?
Alejandro Rojas
Redactor ELTIEMPO.COM
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