Rosember Contreras Angarita, José Miguel Velilla Romero, Daniel Julio Torres y Reynerio Angulo Castro, cuatro de los colombianos que fueron detenidos por el Ejército venezolano dos días después del ataque de las Farc que dejó 12 militares colombianos muertos en La Guajira, denunciaron que fueron torturados en el país vecino.
El jueves, 17 días después de su detención en la vereda El Tigre, a 4 kilómetros de la frontera con Colombia, llegaron a la Defensoría del Pueblo en Maicao y relataron los abusos a los que, aseguran, fueron sometidos durante el tiempo que estuvieron en manos del Ejército venezolano.
Ellos y al menos otras siete personas fueron detenidos en medio de las operaciones venezolanas que pretendían cercar a guerrilleros del frente 59 de las Farc que atacaron al Ejército colombiano y que venían de territorio venezolano y volvieron a él tras la emboscada. Casi un mes después del ataque y el anuncio venezolano de cooperación, las autoridades colombianas no tienen información sobre resultados concretos del supuesto cerco a las Farc.
Fernando López Suárez, defensor del Pueblo de La Guajira, aseguró que al menos otros cuatro colombianos siguen detenidos "La Fiscalía había activado un dispositivo de búsqueda urgente, porque estaban reportados como desaparecidos por la Fiscalía de Riohacha", indicó López.
La detención de los supuestos guerrilleros fue anunciada por el propio ministro de Defensa de Venezuela, el general Henry Rangel, quien estuvo en la zona de frontera.
Aunque aún no se ha producido un informe oficial en Medicina Legal, los exámenes, que les fueron realizados el jueves a los hombre indican que tienen vestigios de tortura, informó una fuente de la Fiscalía.
Reynerio Angulo Castro, oriundo de Aracataca (Magdalena) y quien tiene una finca en territorio venezolano, a dos horas de la frontera, cuenta que a él lo retuvieron en una vereda que se llama El Tigre junto a otros dos colombianos.
Dice que luego los llevaron a una base militar y lo unieron a un grupo de 8 personas más, entre los que se encontraban dos venezolanos que terminaron confesando que ayudaban al frente 59.
"Nos dejaron dos días ahí en la base militar de El Tigre, como a 4 kilómetros de la frontera con Colombia, y luego nos llevaron a Caracas (...) Los dos primeros días fueron los de las de torturas. Empezaron con patadas en el estómago, golpes fuertes en el pecho y en el estómago, patadas, bolsas en la cabeza, agua y choques eléctricos en los genitales", aseguró el hombre, de 59 años, quien vivió los últimos 11 en Venezuela y que ahora no sabe qué va a hacer con su tierra.
Según él, dos capitanes vestidos de civil que usaban gorras negras con letras amarillas que tenían las siglas DGIM (Dirección General de Inteligencia Militar) fueron los que los golpearon.
Rosember Contreras, un vendedor ambulante que pasa todos los días a territorio venezolano a vender pocillos, cucharas y poncheras fue otro de los detenidos.
"Nos metieron en una camioneta blanca y nos llevaron para la base de El Tigre (...) Me decían nombres que yo nunca había escuchado y me nombraban fincas. Yo les mostré mi carné de vendedor ambulante que nos dieron las autoridades venezolanas para poder pasar allá a rebuscarnos, pero no me creyeron que yo era vendedor y allá me metieron y me torturaron".
Aseguran que un guardia venezolano les permitió hacer una llamada a sus familias en Colombia y que esa llamada pudo salvarles la vida. Sus familias en Colombia entablaron la denuncia por desaparición en ese momento. "Esperaron a que nos sanaran los malos tratos y después nos soltaron (...) Nos obligaron a firmar papeles en blanco", dijo uno de los colombianos.
La Defensoría del Pueblo tramita la denuncia formal ante la Fiscalía colombiana y la Cancillería, para que se establezca la suerte de los otros detenidos.
ÁLVARO LESMES.
REDACCIN JUSTICIA.
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