Los fuertes vientos obligaron el martes a cancelar el intento del austriaco Felix Baumgartner de dar un salto sin precedentes en caída libre, tirándose desde los confines de la atmósfera sobre Nuevo México (suroeste de Estados Unidos), minutos antes del despegue. El intrépido austriaco está habituado a los desafíos desde su adolescencia y considera su salto desde los confines de la atmósfera como su "objetivo final".
Los organizadores dijeron que la hazaña puede volver a intentarse más tarde en la semana, pero todo depende de las condiciones meteorológicas, y la misión tiene un solo globo de repuesto después de que el primero quedara inutilizado al abortarse la partida. (Vea: Félix Baumgartner, el hombre que quiere superar la velocidad del sonido en caída libre).
Baumgartner ya estaba instalado en el interior de la cápsula presurizada que lo llevaría a unos 36.000 metros sobre el nivel del mar, y la cuenta regresiva de cinco minutos para el despegue del globo aerostático que lo izaría ya había comenzado, cuando se hizo evidente que el viento era demasiado fuerte en el sitio de lanzamiento en Roswell, Nuevo México.
"El lanzamiento de hoy (martes) ha sido abortado... debido a las ráfagas de viento que volvieron el intento demasiado arriesgado", señaló un comunicado de la misión Red Bull Stratos en su sitio web. El propio Baumgartner, que parecía visiblemente decepcionado mientras salía de la cápsula, expresó su determinación de seguir adelante con la misión. "Hemos llegado hasta aquí, no hay vuelta atrás", escribió en Twitter.
Este austriaco de 43 años busca romper al menos tres récords: realizar el salto más alto y el más rápido en caída libre y convertirse en el primer ser humano en romper la barrera del sonido afuera de una aeronave. Para esto tiene previsto ascender unos 36.00 metros en una cápsula transportada por un globo de helio gigante, para luego lanzarse en caída libre hacia el suelo vistiendo un traje presurizado. Lleva entrenándose cinco años para este salto, que supondrá un descenso en caída libre durante unos cinco minutos antes de la apertura de un paracaídas, a 1.500 metros de altura, que lo depositará en el suelo.
El mayor riesgo que enfrenta es la posibilidad de girar fuera de control, lo que podría hacerle perder el conocimiento. Por eso es esencial que controle el salto desde la cápsula, para lo cual se deberá colocar en una posición con la cabeza hacia abajo para aumentar la velocidad. Baumgartner ha roto varios récords en el pasado, sobre todo con saltos espectaculares desde las Torres Petronas, en Kuala Lumpur, Malasia, y la estatua del Cristo Redentor en Rio de Janeiro, Brasil.
El salto, previsto inicialmente para el lunes por la mañana, ya se retrasó 24 horas debido a temperaturas muy bajas y vientos muy fuertes en la región de Roswell. Luego se pospuso más temprano el martes y más tarde volvió a aplazarse por la misma razón. La misión, respaldada por un equipo de 100 expertos, espera que la hazaña contribuya además a la investigación médica y aeronáutica. Según lo previsto, el ascenso tomará entre dos y tres horas. El descenso, si todo va bien, durará entre 15 y 20 minutos: unos cinco minutos en caída libre y otros 10 o 15 en el paracaídas. Se espera que el aterrizaje sea suave. La portavoz de la organización dijo que no habría un nuevo intento al menos hasta el jueves.
"El jueves todavía podría ser posible" un nuevo intento de lanzamiento, pero la decisión no se tomará hasta el día anterior, dijo, y agregó: "Mañana (miércoles) sin duda no es una opción". Y agregó: "El globo de hoy no se puede utilizar... Tenemos una copia de seguridad del globo en el sitio del lanzamiento. El equipo que sigue las condiciones meteorológicas no va a especular más de dos días porque mucho puede cambiar incluso en 12 horas".
El coronel retirado de la Fuerza Aérea estadounidense, Joseph Kittinger, quien ostenta tres de los récords que Baumgartner se propone romper, sacudía la cabeza y no ocultaba su molestia en la sala de controles de la misión el martes. Kittinger, quien se lanzó desde unos 31.300 metros en 1960, dijo que en ese momento no se sabía si un ser humano podría sobrevivir a un salto así.
"Siempre nos gusta superar nuestros límites", dijo Kittinger, de 83 años, antes de que se aplazara el despegue del austriaco.
Un aventurero del aire
Con las palabras "Born to fly" ("Nacido para volar") tatuadas en su antebrazo, este austriaco insiste en la idea de realizar su propósito. "Me encantan los retos, y tratar de convertirme en la primera persona en romper la barrera del sonido en caída libre es un reto sin igual", declaró durante su preparación para saltar sobre el cielo de Roswell, Nuevo México (suroeste de Estados Unidos). "Esta es probablemente la última cosa que me quede por hacer".
Baumgartner nació el 20 de abril de 1969 y creció a la sombra de los Alpes, en Salzburgo, Austria, no lejos de la frontera alemana. Desde muy pequeño soñaba con tirarse en paracaídas y volar en helicóptero. "Siempre me gustó la libertad y siempre quise ver el mundo desde arriba. Desde muy pequeño ya me trepaba a los árboles. Siempre quise volar", contó. Realizó su primer salto a los 16 años, y mejoró sus habilidades después de alistarse en el ejército austriaco, integrándose al equipo de demostración de las Fuerzas Especiales.
El aire es mi hogar
El aventurero ya se lanzó desde distintos lugares del mundo. En 1999, fue el primer hombre en saltar desde la mano de la estatua del Cristo Redentor en Rio de Janeiro, en Brasil, a sólo 30 metros del suelo, con el tiempo justo para abrir su paracaídas para aterrizar con seguridad. Así se quedó con el récord de salto BASE más bajo.
El salto BASE es una modalidad del paracaidismo, que implica saltar desde un objeto fijo y no desde una aeronave en vuelo. BASE es el acrónimo de las cuatro categorías de objetos fijos desde donde se puede saltar mediante esta práctica: edificios (Buildings), antenas (Antennas), vano, arco o pilar de un puente (Span) y precipicios o formaciones naturales terrestres (Earth).
Pero sus hazañas son sus saltos más espectaculares de las torres más altas del mundo. Este austriaco, un piloto con licencia para globos de gas y helicópteros, marcó dos veces récords mundiales por el salto BASE más alto desde un edificio: las Torres Petronas en Kuala Lumpur, en Malasia, en 1999, y la Torre Taipei 101, en Taiwán, en 2004.
En 2003, también hizo la primera travesía del Canal de la Mancha en caída libre, saltando desde un avión sobre Inglaterra y llegando a Calais con alas fijas atadas a su espalda. Luego saltó desde el puente más alto del mundo, el viaducto de Millau en Francia, que se eleva 343 metros sobre el valle del Tarn. Para su salto a los confines de la atmósfera, a 120.000 pies (36.576 metros), Baumgartner ha entrenado durante cinco años y se ha completado con éxito varios saltos preparatorios de 21.800 y 29.600 metros.
"Creo que todo es cuestión de preparación. Hay que hacer los deberes, eso es todo. Odio cuando me llaman amante de las emociones fuertes o adicto a la adrenalina, porque yo no soy así. Me gusta que todo esté planificado", dijo. Baumgartner divide actualmente su tiempo entre Suiza y Estados Unidos. Pero "el aire es mi hogar", aseguró.
AFP
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