La lista de los mejores vestidos de la todopoderosa edición americana de la revista Vanity Fair, que señala con su varita mágica no solo a los líderes del estilo mundial, sino también y, sobre todo, a quién es quién del establishment, llegó este año con una sorpresa. Por primera vez en siete décadas una mujer china aparecía en su codiciadísimo escalafón, junto con nombres como Kate Middleton y Victoria Beckham.
No hablamos de un nombre cualquiera. Se trata de la primera dama china, Peng Liyuan, cantante y general del Ejército, esposa del presidente, Xi Jinping, y ahora trendsetter internacional. Solo otra china, Soong May-ling, esposa de Chiang Kai-shek, coetáneo de Mao, había aparecido una vez en esta lista. Corría el año 1943.
Cuando en marzo pasado Peng realizó su primer viaje al extranjero con su marido (encuentro con los Obama incluido), la prensa mundial puso su foco en ella. Y descubrió dos cosas: a) que solo viste ropa de diseñadores locales y b) que se mantiene prudentemente alejada de la sagrada trinidad del lujo: Chanel, Dior y Prada. A muchos no se les escapó que, en la guerra que mantienen Asia y Estados Unidos por el papel hegemónico en el mundo, cualquier detalle cuenta. Y la primera dama norteamericana, Michelle Obama, no aparece esta vez entre los elegidos de Vanity Fair.
La más poderosa fashion influencer de China también es su primera dama. Tal es su autoridad en materia de moda que el día que se supo que su tienda favorita es Exception de Mixmind, su web se colapsó y miles de clientas chinas acudieron a comprar en masa. El resto de marcas locales aumentaron su cotización en bolsa. Entre ellas la que firma el regalo que intercambiaba con sus homólogas internacionales: un juego de cosméticos de Pehchaolin, una empresa con sede en Shanghái.
Por todo esto, China, hasta hace tres días más conocida por sus copias (su mercado de falsificaciones es el tercer lugar más visitado del país, después de la Ciudad Prohibida y la Gran Muralla) y por las oscuras fábricas de dudosas condiciones para los trabajadores, empieza también a serlo por sus firmas y personalidades con peso en la moda global. Varios estudios ya sitúan a este país como el primer consumidor mundial de lujo en el 2015. De hecho, ya se afirma que para el 2020 representará el 44 por ciento de este jugoso mercado. Solo un detalle: en la reciente subasta que llevó a cabo la prestigiosa casa Sotheby’s del diamante blanco más grande del mundo, un multimillonario chino se quedó con la anhelada piedra. ¿Cuánto pagó? Veintisiete millones de dólares.
China, como se ve, apunta muy alto. Otra de las representantes de este envidiada élite es Lily Kwong, de madre china y graduada con honores en Columbia. Ha sido señalada por Vogue como una de las 120 personas más influyentes en el efímero planeta fashion. Su blog (www.lilykwong.com) tiene cientos de miles de visitas al mes.
En un mundo multipolar, ningún movimiento se da en falso, y China, la todopoderosa, también hace variar el destino de las firmas occidentales. Hermes creó hace menos de dos años su filial Shang Xia, una marca de ropa, decoración y complementos, cuya directora artística, la diseñadora china Jiang Qiong, idea ambientes inspirados en el Oriente tradicional. Sus tiendas están en Shanghái, Beijing y París. Por su parte, la firma Prada contrató a Yang Fudong, uno de los más célebres artistas chinos contemporáneos, para dirigir uno de sus primeros Fashion Films.
Para completar este renacer solo le faltaba colocar a una supermodelo en las pasarelas internacionales. Lo hizo hace dos años. La supermodelo Liu Wen, primera de la clase en todo, ha llegado a donde nunca antes lo hizo ninguna otra modelo asiática: es la única que desfila en la semana de la moda de Nueva York, la primera a la que Estee Lauder eligió como imagen, la única que ha desfilado para Victoria’s Secret y la primera, otra vez, que está entre las 10 mejores modelos del mundo. Si buscamos una predecesora de este grupo de fashion influencers tenemos que remontarnos a la actriz Ziyi Zhang, protagonista en el 2004 de Las dagas voladoras y nominada a mejor actriz en los Bafta.
Pero la nueva ídolo de las chicas chinas es la actriz y cantante Fang Bingbing, de 32 años y aspecto infantil. Su entrada en Hollywood no ha podido ser mejor. Este año protagonizará, con Michael Fassbender, la nueva entrega de la supertaquillera saga de X-men. Hace unos meses The Hollywood Reporter la señaló como la actriz del momento y su presencia crece exponencialmente. Beijing News la ha nombrado una de las 50 mujeres más bellas de China. Valentino, Armani, Salvatore Ferragamo, Versace, Dior, Louis Vuitton… todos se pelean por ella. En una de sus últimas apariciones, la del Festival de Cine de Cannes, lució un vestido exclusivo de Vuitton. Era la primera vez que la casa francesa creaba un diseño para una actriz asiática. Seguro que no será la única.
Dos mujeres a las que hay que seguir
Bao Bao Wan. “Mi vida consiste en tratar de encontrar el equilibrio entre mi universo fashion y mi familia comunista.” Esta diseñadora de joyas y asistente a todos los desfiles de las semanas de la moda internacionales (París, Nueva York y Londres) es hija del ministro Wan Jifei y nieta de Wan Li, expresidente del parlamento chino. Fue la primera mujer china que asistió al baile de debutantes del Hotel Crillón de París.
Aimee Song. Esta bloguera se gana la vida como diseñadora de interiores, pero es conocida por su blog Song of Style, con cuatro millones de visitas y 60.000 seguidores en Facebook.
Zara, H&M, Balmain y Cartier son sus marcas favoritas.
Sus redes sociales (también está en Twitter, Instagram y Pinterest) son el mejor ejemplo de su estilo.
VERÓNICA MARÍN
Para EL TIEMPO
Madrid
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