Su nombre no es lo que uno esperaría para una nave espacial. En un mundo de Apollos y Geminis, de Sputniks y Soyuzes, los indios decidieron que su ambicioso programa para poner una sonda en la órbita de Marte se llamara Mangalyaan, que quiere decir, simplemente, ‘nave marciana’.
Pero así como fue bautizado con sencillez, el proyecto fue financiado con frugalidad y puede que esa sea, a la larga, su característica más asombrosa.
A un costo total de 73 millones de dólares, el proyecto representa una fracción de los 671 millones que le costará a la Nasa lanzar y poner un satélite en la órbita del Planeta Rojo.
Aunque se trata, no cabe duda, de mucho dinero (unos 140 mil millones de pesos), lo cierto es que no representan mucho en materia de equipos aeroespaciales y ni siquiera se acercan, por ejemplo, a la factura de venta de un Airbus 380, que cuesta 300 millones de dólares.
Para ponerlo en perspectiva, un exdirector de la agencia espacial india le dijo a ‘The New York Times’ que eso es menos de lo que se gastan los indios en galletas para la fiesta del Diwali.
La austeridad del programa espacial indio no es nueva y, de hecho, se hizo notar desde sus inicios. Es famosa la foto, tomada en 1981, de un satélite llevado en una carreta impulsada de bueyes. Sin embargo, eso no ha evitado que muchos reclamen, en un país con descomunales niveles de pobreza y corrupción, en el que millones sobreviven con menos de dos dólares al día, que se destinen millones a poner una nave a darle vueltas a Marte.
Lo cierto es que el programa espacial indio cuesta apenas un 0,038 por ciento del PIB nacional, lo que hace muy difícil a sus críticos presentarlo como un derroche. En especial, porque la ambiciosa meta se inscribe de lleno en las ambiciones tecnológicas y científicas de la potencia emergente.
India, para mantener bajos sus costos, se las arregla usando desarrollos probados por la Nasa, sobre todo en materia de navegación y comunicaciones.
Con todo, las probabilidades no juegan a favor de Mangalyaan. Más de la mitad de las cerca de cuarenta misiones al planeta rojo han terminado en fracasos, algunos tan resonantes como el de la estación interplanetaria rusa Fobos-Grunt, que costó 165 millones de dólares y se estrelló poco después de despegar, o la sonda Beagle 2 de la Agencia Espacial Europea (ESA), que llegó a Marte pero perdió contacto con el centro de control antes de tocar el suelo marciano.
Solo la Nasa y la ESA han logrado culminar misiones con éxito (han fallado China, Rusia y Japón). Más importante aún: Nadie lo ha logrado en el primer intento.
Aunque Mangalyaan se lanzó a comienzos de este mes, ha permanecido desde entonces en la órbita terrestre. Apenas este domingo primero de diciembre emprenderá su viaje de 400 millones de kilómetros, que le tomará alrededor de 300 días.
Si todo sale bien, el 24 de septiembre de 2014 será el día en que la ‘nave marciana’ de la India haga historia... a una fracción del precio.
REDACCIÓN INTERNACIONAL
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