"Responsabilidad de la guerra es de Felipe Calder&oacut
Una semana después del asesinato de su hijo, el reconocido escritor mexicano Javier Sicilia escribió en la revista Proceso una desgarradora carta abierta a los políticos y a los criminales en las que expresaba su rechazo a la forma como el Gobierno de su país ha asumido la guerra contra el narcotráfico y destacaba su hartazgo de "la lucha de poderes que ha desgarrado el tejido de la nación". "La muerte de un hijo es siempre antinatural y por ello carece de nombre: entonces no se es huérfano ni viudo, se es simple y dolorosamente nada".
Esa herida, según lo admite, es la que lo ha hecho liderar sus marchas por la paz por todo México. La más reciente y extensa se inició en Cuernavaca y terminó ayer en Ciudad Juárez, una de las ciudades más brutalmente golpeadas por la violencia de los narcos.
EL TIEMPO habló con él antes de finalizar la jornada.
La muerte de su hijo es el reflejo de un sociedad fracturada. Qué debe pasar en su país para que todo vuelva a ser como antes?
Tenemos fe en que vamos a firmar un pacto ciudadano. Es el mínimo suelo necesario para corregir las estructuras y el rumbo del país, parar la guerra y que la clase política empiece realmente a servir a la ciudadanía porque ahí estamos destrozados. La única manera es esta fuerza ciudadana que se está reuniendo alrededor del dolor de las víctimas, de la visibilización de lo inhumano que estamos viviendo y que esto podrá ser importante y logremos consenso y unidad nacional para poder presionar a las autoridades.
Cuáles son los puntos del pacto?
Visibilizar a las víctimas. Hacer justicia. No contar a las víctimas como una cifra sino ver que hay familias destrozadas, hay inocentes que han sido criminalizados por el gobierno. Tiene que ser una ley de seguridad integral.
Hay que ver qué pasa con el tejido social, qué no está haciendo bien el Estado ni la sociedad para producir delincuentes porque no nacieron delincuentes.
Queremos que se invierta en educación, porque cada vez se le está quitando más dinero para gastarlo en violencia, en armas, y que haya una política para darles apoyo a los jóvenes que se están quedando sin oportunidad, vacíos en un país que no les depara futuro.
Quienes marchan son sólo los afectados directos y las clases menos favorecidas?
Se está uniendo todo el país. El agravio es nacional. En esta guerra, en este estado de impunidad y de inseguridad, ya se ha vuelto un agravio nacional. No hay derechas ni izquierdas, no hay ricos y pobres, hay un estado de emergencia nacional que necesita reestructurarse. Hay que crear el mínimo suelo que nos permita salvar la democracia.
Simultáneamente con su llegada a varias ciudades se han cometido masacres. Ha sido amenazado?
No. Hemos transitado con seguridad por las carreteras, incluso por la ruta de la muerte como se le llama por aquí.
Usted afirma que se debería reconsiderar el papel del Ejército, cómo debería ser entonces?
El Ejército nunca debió haber salido de los cuarteles y menos a hacer tareas policíacas, sobre todo cuando se tienen estructuras políticas tan degradadas. Eso debe ser contemplado en la Ley de Seguridad Nacional, no sólo darle un marco legal para que puedan proceder sino también saber cuándo y de qué manera va a regresar el Ejército a sus cuarteles. Al salir hizo que los delincuentes se armaran de la misma forma que el Ejército y se generara esta guerra, que junto con instituciones muy degradadas, no están siendo una solución al país.
El problema de México es un problema de políticas del actual Presidente o va más allá de eso?
El Presidente hizo una guerra absurda en condiciones que no debió haber hecho. Atacó el problema de la droga como uno de seguridad nacional, en vez de tratarlo como un problema de salud pública. Ahí empezó el primer error.
La degradación de las instituciones no es una responsabilidad del presidente Calderón, es responsabilidad de la forma mafiosa en que se constituyó el Estado desde las épocas del PRI, que fue una administración mafiosa, de privilegios, que no se desmontó. La responsabilidad es de toda la clase política pero la responsabilidad de la guerra es del presidente Calderón.
Si lo que ocurrió con su hijo no hubiera sucedido, usted habría emprendido estas marchas?
Yo creo que no. Yo he sido analista político, he sido activista apoyando muchos movimientos pero sin la muerte de mi hijo no estaría aquí. Tampoco me interesa porque es una carga muy fuerte para mí. Lo hago por un respeto y una dignidad a lo que la muerte de mi hijo desencadenó en este país.
La muerte de mi hijo les dio nombre a muchas víctimas anónimas y pudo revelar la inhumanidad.
Natalia Bonnett
Redacción eltiempo.com
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