Se trata de la mayor votación para un candidato desde la recuperación de la democracia en 1983.
El de la presidenta fue una victoria que se construyó en todos los distritos del país, salvo en San Luis, donde se impuso su gobernador, Alberto Rodríguez Sáa, quien como candidato presidencial peleaba por el cuarto puesto.
Vea acá las imágenes de la celebración del triunfo de Cristina Fernández.
El segundo lugar le correspondió al candidato del Frente Amplio Progresista (FAP), Hermes Binner, a quien las encuestas de boca de urna le otorgaban un 14, 3 por ciento.
Minutos después del cierre de los comicios, los militantes ganaron las calles de todo el país. Principalmente en la histórica Plaza de Mayo, donde los cánticos y los fuegos de artificio inauguraban un largo festejo por un triunfo que estaba cantado de antemano. Allí, la presidenta se aprestaba a encabezar el acto y su primer discurso como presidenta electa.
La bonanza económica, el impulso del consumo, el cúmulo de errores de la oposición, enfrascada entre sí en una guerra de vanidades, y la ausencia del conductor, Néstor Kirchner, fueron dándole forma a esta nueva realidad del peronismo, que ya había logrado convertir el modelo de gobierno en el de un sistema de partido dominante. El triunfo, lo lleva a iniciar la transición hacia un sistema de partido único.
También en el Congreso
Con los números que se manejan, el oficialismo ostentaría la mayoría en ambas cámaras, con lo que podría asegurar la mayoría de las leyes sin tener que negociar con la oposición.
El radicalismo con Ricardo Alfonsín alcanzó un menguado tercer puesto con el 10.4 por ciento, lo que deja al histórico partido prácticamente en su ocaso.
"Veo un gobierno seducido por su propia fuerza. Vamos a ver un posible escenario de partido único en el país y a un gobierno que desde el lunes deberá ver cómo enfrenta la crisis global y sus efectos junto a su propia sucesión", explicó el sociólogo Eduardo Fidanza, director de la consultora Poliarquía. .
Su colega, Fabián Peronchik, opinó que el triste papel de la oposición se centró principalmente "porque no supo leer lo que ocurrió con la muerte de Néstor Kirchner y por no saber convertirse en una alternativa".
La elección marcó el final de la carrera política de varios referentes de los últimos años, además de Alfonsín. Principalmente, el del ex presidente interino, Eduardo Duhalde, y de la diputada y líder de la Colación Cívica, Elisa Carrió.
En materia de novedades los comicios presidenciales registraron varias singularidades. Por primera vez en la historia un candidato socialista se ubica en segundo lugar, como es el caso de Binner, y si bien la presidente ganó también en su feudo, Santa Cruz, los boca de urna demostraban una victoria en los comicios para gobernador del candidato Eduardo Costa, un opositor que apoyó a Cristina y que de consolidar la tendencia pondría fin a 20 años de kirchnerismo en la provincia y de 28 de gobiernos peronistas.
En definitiva fue una elección dentro de los parámetros esperados desde las elecciones primarias de agosto pasado. Ahora, comenzará la hora de enfrentarse a la realidad.
En los últimos días, fuentes del gobierno daban cuenta de las medidas que la presidenta impulsaría aupada por la apabullante victoria. Recorte de subsidios, aumento de tarifas de servicios y dejar de intervenir, a través del Banco Central, en el mercado de cambios, para que el aumento de la cotización del dólar garantice competitividad a los productos nacionales. Nadie descarta que su pelea con los medios y con los periodistas se mantenga sin alteraciones. Todo eso para comenzar a interpretar la realidad y tratar de blindarse frente a la crisis mundial y, dejar para los próximos meses, el estudio serio de si es conveniente una reforma constitucional o no, para asegurar la sucesión o bien la perpetuación de esto que por lo menos anoche, y observando el mapa político y los festejos de la Plaza de Mayo, parecía llamarse Kirchnerlandia.
José Vales
Corresponsal de EL TIEMPO
Buenos Aires
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