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A las 5:45 de la tarde del martes, segundos antes de su captura en Venezuela, el narcotraficante Daniel el Loco Barrera habló con uno de sus testaferros en Colombia para dar instrucciones sobre la venta de una de sus haciendas en el Meta. El buscado capo estaba en los teléfonos públicos frente a la iglesia El Ángel, en San Cristóbal, estado de Táchira.

Llamadas como esa fueron la clave para que un grupo especial de la Inteligencia de la Policía ubicara el sitio donde el capo se movía y permitieron su captura, en un operativo que contó con el apoyo de Venezuela y de Inglaterra.

Por el último gran narco colombiano, Estados Unidos ofrecía una recompensa de 5 millones de dólares. (Vea también Gobierno confirma que pedirá a Venezuela extradición de Loco Barrera).

El seguimiento a las llamadas fue un trabajo paciente y dedicado de cuatro años, en los que los investigadores identificaron a cinco testaferros con los que el narcotraficante, hoy preso en Caracas y quien se espera sea deportado, solía hablar esporádica y estratégicamente.

A través de 40 comunicaciones, realizadas desde teléfonos públicos, las autoridades conocieron que el poderoso narcotraficante, con nexos con bandas criminales, Farc y los carteles mexicanos de Sinaloa y los Zetas, se movía por Guanare, Barinas y San Cristóbal (Venezuela).

La primera llamada que la Policía logró escuchar entre el narco y sus testaferros ocurrió el 8 de agosto pasado. La voz que lograron captar fue cotejada con una antigua interceptación que tenían desde el 2008, cuando apenas el Loco Barrera comenzaba a aparecer entre los más buscados.

Para esa época, dice la Policía, ya se refugiaba en el vecino país.
"El análisis de las llamadas permitió ubicar los teléfonos y concentrarnos en una zona. Pero Barrera cambiaba cada semana de ubicación o hacía una llamada y de inmediato se trasladaba de casa, aunque últimamente se hospedaba en hoteles", señala uno de los investigadores de Inteligencia de la Policía.

Además de los constantes movimientos del Loco Barrera, quien confesó que hace 15 días se quemó las manos para evitar ser identificado (Vea aquí El Loco Barrera se quemó las huellas para no ser identificado), la Policía tenía otra dificultad: solo contaba con tres imágenes de la apariencia física del narco, dos de estas gordo y una delgado; y en los dos meses de seguirle el rastro nunca lo habían visto. Pero habían estudiado su fisonomía y se habían concentrado en los ojos, las orejas y la nariz.

"Se hizo varias cirugías de baipás y liposucción para bajar de peso, y de hecho lo logró, pero el estrés y la ansiedad lo habían hecho ganar de nuevo peso. Pero hay rasgos físicos que pese a cualquier cirugía nunca cambian. Y así lo identificamos", agrega el policía que escuchó cada una de las conversaciones del narco.

Pero el narco cometió un error con sus rutinas. Sin darse cuenta, empezó a llamar a principios de la noche, y la última comunicación fue el jueves pasado, en la que acordó volver a ponerse en contacto.

De ahí que las pesquisas de la ONA, la policía antidrogas venezolana, y de la Inteligencia colombiana se concentraron después de las 5 de la tarde.

El martes, casi sobre las 6 p.m., el capo llegó a los teléfonos frente a la iglesia El Ángel en una camioneta Terios de color gris y de placas AC4115PS. Estaba con una mujer que, según contó, había conocido hacía un año en isla Margarita. (Vea también Por televisión, autoridades del Táchira supieron de captura del Loco).

"Los policías vieron solo cuando volvió a subirse a la camioneta. Era la primera vez que lo veían y, pese a los cambios en su fisonomía, confirmaron que se trataba de Daniel el Loco Barrera. Era el día de la captura", concluyó la Policía.

pauang@eltiempo.com

Rastrean más de 500 bienes

La Unidad de Lavado de Activos de la Fiscalía adelanta un proceso de extinción de dominio contra presuntos testaferros de Barrera.
Tiene en la mira más de 500 bienes en el Meta y otras regiones. Igualmente, se rastrean empresas y sociedades de finca raíz que habrían sido usadas para lavar los recursos del narcotráfico.

De otro lado, la Policía reveló ayer un documento con el que el narco logró obtener el certificado de Indumil para porte de armas.
Para ello usó la identidad de su hermano, Arnoldo Barrera Barrera, quien sufre discapacidad mental.

REDACCIN JUSTICIA