Ollanta Humala es toda una incógnita para los peruano
Incógnita es la palabra que acompaña al candidato presidencial Ollanta Humala desde que consiguió el paso a la segunda vuelta de las presidenciales peruanas.
Y no porque no sea un personaje ampliamente conocido, sino porque su pasado y el maquillaje forzoso de sus programas de gobierno para mantenerse en competencia generan interrogantes en los peruanos sobre si quien seguirá llevando al país por la senda del crecimiento económico es el político moderado de las últimas semanas o un remedo del presidente venezolano, Hugo Chávez, que pretende refundar al Perú con un socialismo radical, que arruinaría los avances de los últimos tiempos. Una metamorfosis dudosa.
En 1989, junto con su hermano Antauro y otros oficiales, fundó un grupo clandestino llamado Militares Etnocaceristas (MEC), como una contraparte de la propuesta que en ese momento hacía el alto mando de las Fuerzas Armadas para la lucha contra la subversión y el terrorismo de Sendero Luminoso y el Túpac Amaru.
El MEC, según el general (r.) Ludwig Essenwanger, jefe del Servicio de Inteligencia Nacional en los años 1981-1982, "se inspira en las performances del mariscal aimará Santa Cruz y del ayacuchano mariscal Cáceres, así como en el nacionalismo castrense desplegado por el Ejército peruano durante el gobierno del general Juan Velasco Alvarado".
Una vez fundado el movimiento, surgieron versiones de que Antauro fue retirado como medida disciplinaria por liderar el MEC, calificado en 1990 como un "grupo clandestino dedicado a realizar un análisis crítico negativo y cuestionador del Ejército, empleando metodología marxista".
En la poca claridad ideológica que se podía vislumbrar en el movimiento se percibía un nacionalismo militarista, salpicado de marxismo, algo semejante a las ideas de lo que terminó acuñando Chávez en Venezuela como socialismo del siglo XXI y que en su transformación el Humala electoral soslaya.
Poco después, el 29 de octubre del 2000, en Locumba (Tacna), Ollanta y su hermano Antauro reunieron a 50 reclutas con el fin de sublevarse contra el entonces presidente, Alberto Fujimori. Era un hombre "prudente y mesurado", dijo de Humala Sinesio López, sociólogo y director de la Biblioteca Nacional, que fue su profesor en la maestría de Ciencias Políticas de la Universidad Católica, entre el 2001 y el 2002.
Fue Alejandro Toledo -que tras el presidente provisional, Valentín Paniagua, empezó la tarea de pasar la página de la etapa oscura del fujimontesinismo- el que lo envió a Francia como agregado militar. Allí, Humala aprovechó su cómoda estadía para estudiar Derecho Internacional en la Universidad de la Sorbona, en un idioma que no le es extraño, ya que estudió en el Colegio Franco-Peruano. Luego, en el 2004, le dieron una nueva misión diplomática, esta vez para ocupar en Seúl un cargo antes inexistente: adjunto a la agregaduría militar de Perú.
Poco después, y de manera inesperada, le llegó el retiro, con lo que se abriría una nueva etapa en su vida de enfrentamientos con el poder de Lima. Difundió una carta en la que descalificaba al recién nombrado comandante general del Ejército, Luis Muñoz Díaz, quien firmó su retiro. Humala alegó la cercanía del militar con el asesor de inteligencia de Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos. Y, luego, el episodio que más lo ha acosado desde entonces: el primero de enero del 2005, su hermano Antauro se sublevó en la comisaría de Andahuaylas, hecho que dejó un saldo de cuatro policías y dos etnocaceristas muertos.
De manera viril
Desde Seúl, escribió un comunicado en apoyo de Antauro, en el que exigía que el pueblo se levantara "de manera viril y organizada contra el régimen toledista". En febrero de ese año, Ollanta buscó su reincorporación al servicio activo con argumentos fuertes: "Es una oportunidad que le doy al Ejército de reflexionar sobre su mala decisión. De lo contrario, entraré en política (de) una manera diferente a lo que se ha visto hasta ahora".
La amenaza por poco cristaliza en el 2006, cuando se postuló a la presidencia de la república como líder del Partido Nacionalista Peruano y obtuvo en la segunda vuelta el 47,37 por ciento de los votos válidos. No ganó, pero quedó claro que amplios sectores del país, particularmente los más pobres, vieron en él una alternativa real.
En el 2011 se volvió a postular a la presidencia y las cosas salieron más fáciles de lo que parecía. Casi ignorado por los medios y sus rivales en el primer tramo, las encuestas lo mostraban como una opción que no solo no avanzaba, sino que perdía puntos mes a mes. Desde la tribuna, Humala pasaba inadvertido, mientras los candidatos favoritos se criticaban entre ellos. Por eso, el líder de Gana Perú fue durante mucho tiempo el rival anhelado por muchos en segunda vuelta. Quienes jugaron con esta opción fueron finalmente devorados por el monstruo que ellos mismos alimentaron.
En esta campaña, Humala cambió de estrategia. Tiró al cesto de la ropa sucia la camisa roja y los bluyines y sacó del ropero los mejores trajes que le escogió su esposa.
Suavizó el discurso radical y presentó uno conciliador. Escondió al Chávez que se cree que lleva adentro y lo disfrazó de Lula. Acalló al militar provocador y dio rienda suelta al civil reformador. Pero su discurso mediático es muy diferente de su programa. Lo único que Humala no ha podido disfrazar es su plan de gobierno, que se encuentra en la página web del Jurado Nacional de Elecciones.
El documento mantiene los anacrónicos ejes temáticos del plan del 2006: un modelo estatista, el cambio de la actual Constitución y el no respeto a la libertad de expresión.
Una serie de hechos fortuitos desencadenó el crecimiento de Humala en las encuestas. Todo comenzó cuando fue convocado a una reunión por la embajadora de Estados Unidos, Rose M. Likins, para mostrarle el contenido de los cables de WikiLeaks que lo mencionaban.
La víctima
Humala aprovechó el encuentro, llevó agua para su molino y salió diciendo que, según los documentos que le leyeron, en febrero del 2005 funcionarios del gobierno de Toledo pidieron apoyo a la embajada para organizar una campaña de comunicaciones en su contra.
La estrategia de aparecer como la víctima de un complot dio sus
frutos cuando se supo que fue el ministro Fernando Rospigliosi quien solicitó dicha intervención. De nada valió el hecho de que, por aquellos días, Rospigliosi ya no formara parte del gobierno Toledo.
La idea de Humala como víctima de un complot gubernamental caló en la mente de muchos. Frente a las críticas hechas a su plan de gobierno, decidió reforzar su estrategia de acercarse a Lula y alejarse de Chávez.
El candidato convocó a una conferencia de prensa en la que apareció leyendo un documento titulado Compromisos con el Perú, en el que aseguró que respetará los acuerdos internacionales adoptados por el país, incluyendo TLC y demás.
Ahí, las contradicciones entre su discurso y su plan de gobierno fueron evidentes.
Otro aspecto que mostró las contradicciones de Humala fue el
último reporte de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (Onpe) sobre fondos de campaña. Pese a que, inicialmente, criticó a sus oponentes por sus presuntas campañas millonarias, el líder de Gana Perú gastó más que todos ellos. Hasta el 31 de marzo de este año, Humala había destinado más de 8 millones de soles a su campaña. Quien se ha autoproclamado el candidato de los pobres terminó gastando como rico.
Precisamente, en los últimos días el repunte de Ollanta Humala en las encuestas alteró los nervios de los mercados financieros, que prefieren la continuidad del modelo económico con Keiko.
Hoja de Vida
Nombre: Ollanta Moisés Humala Tasso.
Fecha de nacimiento: 27 de junio de 1962.
Lugar de nacimiento: Lima.
Profesión: militar retirado.
Estado civil: Casado con Nadine Heredia.
Hijos: Illary (3 años) y Nayra (1 año).
Colegio: La Unión (Pueblo Libre).
Trayectoria: Dirigió el levantamiento de Locumba en octubre del 2000; ex agregado militar en las embajadas de Perú en Francia y Corea del Sur.
Fue estudiante de Zootecnia en la Universidad Agraria (1978), hasta que una huelga universitaria lo llevó a enrolarse en el Ejército.
Se graduó de oficial en 1984, en la promoción Centenario de la epopeya del Morro de Arica, de la Escuela Militar de Chorrillos.
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