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En 15 años, entre 1995 y el 2010, el número de empleados domésticos en el mundo aumentó 60 por ciento.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) precisa en el informe entregado este miércoles 9 de enero que esas cifras se basan en estadísticas oficiales de 117 países y territorios, pero que excluyen a los 7,4 millones de niños que trabajan como domésticos.

De acuerdo con la OIT, se trata de "estimaciones prudentes, que probablemente subestiman la verdadera magnitud del trabajo doméstico". Los especialistas consideran que el total podría superar con creces los 100 millones en todo el planeta, ya que ese trabajo a menudo es disimulado y no está registrado.

Casi 30 por ciento de esos trabajadores clandestinos carecen de toda protección legal, y 45 por ciento de ellos no tiene derecho a ningún día de reposo, ni semanal ni anual.

Por otra parte, la tercera parte de las empleadas domésticas no tiene derecho a ninguna protección en caso de embarazo. Según Sandra Polaski, subdirectora general de la OIT, "a menudo se espera que los empleados domésticos trabajen más horas que los otros trabajadores".

Esos domésticos son también muy dependientes de su empleador, lo que los hace "más vulnerables a la explotación y los abusos", agregó.

En el 2011, una convención internacional sobre el trabajo doméstico fue adoptada por la OIT.

Hasta la fecha, dicha convención sólo fue ratificada por tres Estados: Uruguay, Filipinas y las Islas Mauricio. Dicha convención prevé una duración de trabajo razonable, un descanso semanal de al menos 24 horas consecutivas, una limitación de los pagos en efectivo, una información clara sobre las condiciones de la contratación y el respeto de los derechos fundamentales en el trabajo.

Casi la mitad de los empleados domésticos trabaja en la región Asia-Pacífico (21,4 millones); 19,6 millones en América Latina; 5,2 millones en África; 3,2 millones en los países desarrollados y 2,1 millones en Medio Oriente.

AFP