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Las bandas que trafican con licor adulterado tienen una ruta bien planeada para elaborarlo y comercializarlo en Bogotá durante el año, pero es en la temporada decembrina cuando se incrementa su consumo, así como las millonarias ganancias que deja el negocio.

El delito comienza en Venezuela, Bolivia y Chile, desde donde los traficantes traen el alcohol etílico que posteriormente utilizan para la elaboración del trago. Logran ingresarlo al país asegurando que será destinado para hacer productos de aseo, como desodorantes.

El licor se fabrica en alambiques, ubicados en bodegas, talleres e incluso en los mismos bares donde después se distribuye. En las localidades de Ciudad Bolívar, Usme, Bosa y San Cristóbal se encuentra la mayoría de estos laboratorios improvisados, que incumplen las normas de salubridad.

Sin pensar en el peligro que representa consumir licor adulterado), los traficantes preparan el trago con ayuda de un tanque, desde donde sale el alcohol; un filtro, que pueden usar durante meses; anís, agua y colorantes.

Las botellas donde se reenvasa el líquido son las originales de la marca. No importa si es whisky, ron, aguardiente o vino, todos los licores pueden ser adulterados.

La razón por la que el negocio deja millones de pesos en ganancias es porque el costo de la inversión es sumamente bajo, tanto que los dividendos la superan en más del 500 por ciento.

“Las personas que trafican con licor adulterado hacen parte de bandas enormes, en las que cada quien tiene una función –explicó un investigador de la Sijín de la Policía Metropolitana–. Unos se encargan de traer el alcohol, otros de hacer el trago, otros de falsificar los sellos de seguridad y los demás de su distribución”.

El trago llega hasta los bares básicamente del centro y sur de Bogotá.

Según los investigadores, la elaboración de un licor puede costar 5.000 pesos. Y en el mercado lo venden a la mitad de lo que cuesta una original.

Cuando las botellas están listas, son selladas con códigos de lote iguales. Entre 200 y 300 unidades pueden tener la misma serie. Son empacadas en cajas y trasladadas en carros pequeños, especialmente hacia tiendas y bares, para no despertar sospechas de las autoridades y poder evitar grandes pérdidas en caso de ser detenidos.

Así como para esta temporada se incrementa el consumo de bebidas embriagantes, también se distribuye más licor en malas condiciones. Esta semana, por ejemplo, la Policía logró incautar cerca de 5.000 unidades de trago adulterado en el centro de Bogotá, que se encontraban en cuatro bodegas de un centro comercial.

Reconozca el falso

Las botellas en las que se empaca este ‘veneno’ tienen una apariencia similar a las auténticas, pero en su interior, en el trago, nadan residuos de basura y cabellos.

Aunque identificar un licor adulterado no es sencillo, algunas características permiten que el consumidor no caiga en la red de los traficantes.

Para el caso de los licores que vienen en caja, como el aguardiente, por ejemplo, cuando esta no es auténtica los bordes se abren fácilmente. Usan pegante y no calor, como en el caso de las originales.

Si el trago es falso, el líquido que contiene la caja –al acercarla al oído– se mueve de lado a lado, cosa que no ocurre en el interior de las cajas originales, pues estas son elaboradas en tetra pak, selladas al vacío.

Aunque todos los licores cuentan con un sistema de seguridad distinto, el whisky falso se puede identificar por la tapa, si esta no se encuentra 100 por ciento sellada o por las estampillas, si estas tienen tachones o marcas de manipulación.

Cuando esté en un establecimiento nocturno, las autoridades recomiendan pedir más de una unidad del mismo licor para ver si tienen el mismo número de lote. De ser así, el trago es falso.

Su salud está en riesgo, no se exponga

El licor contaminado es una sustancia altamente tóxica, al punto de que con solo ingerir pequeñas cantidades puede ocasionar la muerte.

Aunque al beber licor adulterado los síntomas varían, normalmente comienzan con un fuerte dolor de cabeza, que puede estar acompañado por luces o sensación de centelleo.

De acuerdo con el doctor Carlos Francisco Fernández, asesor médico de EL TIEMPO, también puede ocasionar decaimiento, dolor abdominal, dificultad para respirar, pérdida de la visión o muerte.

La atención ante estos síntomas debe ser inmediata, por lo que se recomienda ir a un centro médico.

Si se induce el vómito o se le da de comer a la persona afectada, según Fernández, su estado puede empeorar.

Llame para saber si es chiviado

La línea 587-7100 está habilitada para rastrear, mediante el número que aparece en las estampillas de renta de Cundinamarca, si el trago es o no original.

Digitando el número, el sistema le arroja datos concretos del trago que contiene la botella y fecha de su elaboración. Pese a que el sistema puede contribuir, no es totalmente confiable, pues varias de las bandas de tráfico de licor falsifican los sellos.

ALEJANDRA P. SERRANO GUZMÁN
Redactora EL TIEMPO