Silvio Berlusconi comenzó el viernes a realizar la prestación social en una residencia de ancianos con la que va a cumplir su condena por evasión fiscal en el caso Mediaset.
El magnate no se demoró más de la cuenta y estuvo cuatro horas en el Instituto Sagrada Familia de Cesano Boscone, una localidad a las afueras de Milán, donde pasó la mañana atendiendo a un grupo de 20 enfermos de alzhéimer. Tendrá que realizar estos servicios cuatro horas a la semana durante los próximos diez meses y medio.
Vestido con una chaqueta y una camiseta oscuras, su indumentaria habitual cuando quiere ofrecer una imagen informal, y luciendo en el ojal una insignia de su partido, Forza Italia, el ex primer ministro fue recibido por los responsables de la residencia en la puerta del centro, donde se quedaron esperando sus escoltas.
Lo esperaban más de cien periodistas, muchos de ellos de medios extranjeros, a quienes saludó a la salida y les aseguró que no podía hacer más declaraciones. Se refería así a la advertencia de la magistratura de que no permitirá más críticas a los jueces mientras realice su prestación social. Luego explicó en una entrevista que habían sido cuatro horas “intensísimas” en las que había bromeado con los ancianos y había hablado del club de fútbol de su propiedad, el AC Milán.
Según los responsables del centro, las actividades que realizó el magnate eran las mismas que las de cualquiera de los voluntarios que acompañan a los enfermos de alzhéimer. No obstante, el ex-‘Cavaliere’ es fiel a sí mismo y no se resiste a ser uno más, por lo que ha anunciado que tiene prevista una sorpresa reservada para los residentes en el Instituto Sagrada Familia.
Esta actitud ha sido criticada por la presidente de la Fundación Alzhéimer Italia, Gabriella Salvini Porro, quien dijo que era “absurdo” pensar que el líder derechista vaya a poder mejorar la situación de las personas que sufren esta enfermedad por acompañarlas durante cuatro horas a la semana.
Salvini Porro dijo además que estaba “indignada” por la banalización del alzhéimer en que, según ella, está cayendo Berlusconi.
La primera visita del septuagenario político a la residencia de Cesano Boscone fue observada por los habitantes de esta pequeña ciudad, algunos de los cuales contaron que no habían ido a trabajar para poder verlo. Frente al asilo se presentó un sindicalista gritando que el ex-‘Cavaliere’ debía ir a la cárcel, hasta que consiguió que lo echaran los guardias de seguridad, entre un enjambre de cámaras.
El mismo día en que Berlusconi empezaba a cumplir su condena se supo algo más de las circunstancias que provocaron el fin de su última experiencia en el Gobierno. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, comentó que Italia estuvo cerca de ser intervenida por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en los momentos más difíciles de la crisis económica. Dijo que estuvo entonces “al borde del abismo”.
Durante una conferencia en Florencia, Durao Barroso celebró que Roma fuera capaz de salvar el rescate que parecía casi inevitable en noviembre del 2011, cuando se celebró en Cannes una cumbre del G20 en la que “varios países”, entre los que estaba Estados Unidos, pidieron la intervención del FMI. Aquella presión internacional acabó provocando la salida del magnate del Gobierno y la creación de un Ejecutivo técnico liderado por Mario Monti.
DARÍO MENOR
Para EL TIEMPO
Roma
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