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La TV pública no existe / El otro lado

NotaPublicado: Vie, 24 Jul 2015, 13:08
por gedejuomer

“¿Tiene derecho el mandatario de turno a convertir el canal a su cargo en un medio de propaganda?”, pregunta una lectora en esta semana de pasión petrista e impudicia ordeñista. Y se contesta: “Canal Capital no parece un canal, sino un panfleto. No es cuestión de tendencia política. Es sobre el deber ser de los medios y más si son públicos”.


Y como ella, hay miles de bogotanos escandalizados por la militancia petrista de Canal Capital. Y la indignación se da porque se supone que es televisión pública, o sea la pantalla de todos los ciudadanos, todas las voces y formas de ser Bogotá.


Pero no hay motivo para la indignación: la TV pública, esa de la inclusión de las diversidades, esa autónoma e independiente, esa que apuesta por lo cultural y ciudadano, no existe ni aquí ni en ninguna parte.


Y creo que esto no tiene nada de malo, por el contrario, es más transparente saber que esa pantalla gubernamental obliga a evaluarla como los asuntos de gobierno: desde el plan de desarrollo y las acciones políticas.


Por eso, Canal Capital es coherente con lo que Petro ha propuesto. “Una TV que abre los micrófonos a las víctimas del conflicto, indígenas, afrodescendientes, comunidad LGBTI, personas en condición de discapacidad” dice Hollman Morris, su director. Luego, Canal Capital ha sido desde hace dos años la TV de Petro.


Lo mismo que Señal Colombia era uribista y hoy santista, TeleAntioquia era ramista y ahora fajardista. En lo mismo andan TVE con Rajoy, BBC con Cameron y TV Pública de argy con Cristina. Toda TV pública es una falacia para esconder que se está al servicio de un proyecto político.


Y en el caso de Canal Capital, este por primera vez figura en el mapa de la opinión. Ganó el Premio Franco-Alemán de Derechos Humanos 2013 por su creación de una cultura de paz; en la encuesta Bogotá, cómo vamos 2013 es una de las entidades estrella del Distrito y la encuesta de Cifras y Conceptos lo posiciona como el único canal público del país que genera opinión. Le va bien.


Entonces, si Canal Capital es la TV de Petro, en este momento se comporta como él: propagandista, combativa, provocadora. Y así como Petro se salió de tono, Canal Capital perdió el decoro.


Luego, así como Petro en su dolor perdió el pudor y le ganó la rabia, Canal Capital perdió la inclusión y se volvió propaganda. Lo grave no es la propaganda, sino el modo, la forma tan burda que escogieron para hacerlo.


Mientras Caracol y RCN informan desde la perspectiva del Gobierno y el Procurador, Canal Capital arenga desde la otra esquina. Pierden el periodismo de calidad, la TV pública, la democracia. De resto, todo bien.


ÓMAR RINCÓN
Crítico de televisión
orincon61@hotmail.com



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