El corredor verde por la carrera 7a. de Bogotá, cuyo cronograma de construcción podría definirse este lunes, ha recibido el respaldo casi unánime de vecinos, expertos y candidatos a la Alcaldía de Bogotá.
Este corredor ecológico iría entre las calles 34 y 170, con buses eléctricos de TransMilenio y un agresivo plan de renovación urbana, que demandaría unos 600 mil millones de pesos.
Qué tan viable es ese corredor y qué retos supone? Uno de los más importantes tiene que ver con el espacio físico de la 7a. como tal. Hasta dónde será posible que allí se construya una troncal verde, con andenes, ciclorrutas, alamedas, espacio público y arborización, a imagen y semejanza de lo que hacen algunas ciudades europeas?
"El tema no es tan fácil, como se ve en los dibujos. Hay lugares de la 7a. donde el espacio es exageradamente corto", advierte el director de la Fundación Ciudad Humana, Ricardo Montezuma.
Por este motivo, Fernando Rey, docente de la Universidad Santo Tomás, propone que se haga un tranvía, porque es "más cómodo que los mismos buses eléctricos. Además, no va a ocupar más de 8 metros de ancho".
Montezuma llama la atención sobre la clase de buses que serán usados en la 7a. y en la 10a., pues ambas vías forman un solo corredor, que atraviesa la ciudad de sur a norte. "Hay que resolver esa conexión y esa eventual diferencia en los vehículos. Este proyecto debe ser el punto de partida para lanzar una nueva fase de TransMilenio, con buses ecológicos y otra visión", agrega.
Otro aspecto es la demanda de pasajeros, pues no hay cifras. La troncal ligera (entre las calles 34 y 72) iba a mover 11.000 pasajeros-hora sentido. Ahora, se debe barajar otra vez, porque este nuevo proyecto, que cuenta con la asesoría del Banco Interamericano de Desarrollo y la Fundación Clinton, llegaría hasta la calle 170. En este punto ya trabaja la firma británica Steer Davies Gleave.
Se calcula que en el 2018 habrá unos 5,5 millones de viajes diarios en el centro expandido, incluyendo la emblemática vía, y el colapso será inminente, si nadie hace nada.
Por eso, en este punto de la demanda, los estudios que monitoreará el viceministro de Transporte, Felipe Targa, también deben revelar de qué manera será la conexión entre este corredor verde y la primera línea del metro. En principio, los trenes irían bajo tierra y pasarían cerca de la 7a., a través de las carreras 11 y 13, rumbo al norte.
"Sería una irresponsabilidad si, de manera paralela a la 7a., no se construye el metro o no se realiza una autopista urbana por la Circunvalar, porque se podrían generar mayores problemas de movilidad", anota Eduardo Behrentz, experto de la U. de los Andes. "El principal reto no es el diseño ni el presupuesto, sino la construcción: es lograr desarrollar un megaproyecto de esta magnitud sobre la vía más emblemática de la ciudad, sin que Bogotá colapse", dice Paula Arias, decana de Gestión de Transporte de la U. Jorge Tadeo Lozano.
Sus temores no son infundados. De tiempo atrás, el observatorio de movilidad de la Cámara de Comercio y la Universidad de los Andes advierte que, con la 7a., el cuidado debe ser especial, casi como si se fuera a tocar una joya. "Se debe considerar no solo como un corredor de transporte, sino como el eje que concentra buena parte de la riqueza y la productividad de Bogotá y del país".
Antecedentes
Cinco años dando tumbos
2006. Se propuso una troncal de TransMilenio, común y corriente, hasta la calle 170. Se invirtieron casi 10 mil millones de pesos en estudios, pero no pasó nada.
2007. Bajo el fragor de la campaña electoral, Samuel Moreno anunció que el metro iría por esa vía. Los estudios hablaron de otras avenidas.
2010. Se contrató la polémica troncal ligera, hasta el corazón financiero de la 72, y dicha obra nunca arrancó.
2011. La alcaldesa (e.), Clara López, propone el corredor verde.
YESID LANCHEROS
REDACTOR DE EL TIEMPO
yeslan@eltiempo.com
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