El próximo viernes se estrena en Estados Unidos la cinta titulada Colombiana, una coproducción de Hollywood y Francia, filmada en Chicago, México y en estudios cercanos a París. El nombre de nuestro país vuelve a la pantalla grande, no con una historia color de orquídea. Con guión del veterano Luc Besson, y dirigida por Olivier Megaton, tiene como telón de fondo el tenebroso mundo de las mafias de la droga, vengativo y sangriento.
La protagonista de Colombiana, Zoe Saldaña (Cataleya Restrepo en la película), fue bien elegida, por sus rasgos y raíces latinas, así haya nacido en Chicago. El guión no es una genialidad creativa. Se reduce a que una niña de 10 años ve cómo asesinan a sus padres, en Bogotá, y se las ingenia para viajar a Estados Unidos a buscar al tío Emilio, que, curiosamente, es un capo de la droga. Allí, la niña, 15 años después, ha acogido la profesión de sicaria, con el único propósito de buscar al asesino de sus progenitores. Lo que sigue no necesita mucha imaginación. Será acción, tiroteos, destrucción, sangre...
Ante este rodaje, con el natural patriotismo, varios colombianos en EE.UU. han protestado y seguramente muchos otros lo seguirán haciendo. Están en todo el derecho, pues esta patria es mucho más que el bajo mundo de la droga. Pero es una desgracia que no podemos desconocer. Y Besson no descubrió que el sol quema. Ya muchos se le han adelantado. Nuestro karma, como el de otros países, no lo ocultamos y ha sido explotado en cine y series de TV. Pruebas al canto, Rosario Tijeras, Sin tetas no hay paraíso, El capo, El cartel de los sapos. O María llena eres de gracia -que le valió a la actriz colombiana Catalina Sandino ser nominada a un scar-. Todas relacionadas con el tráfico de drogas.
Es triste que nos enrostren las taras. Lo ideal sería que se filmaran tantos esfuerzos de colombianos laboriosos que son de película, que se mostrara más el país bueno; pero productos comerciales como esta cinta -que debería llevar otro título- seguramente pasarán como una más. Para algo de alivio, alguien que la vio en una función privada la calificó como de "acción vacía e inverosímil". Y, en todo caso, nuestra imagen será mejor cuando le pongamos fin a esta dolorosa película de la droga. Cinta en que todos debemos ser protagonistas.
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