Entre el domingo y el lunes terminarán de posesionarse los nuevos alcaldes y gobernadores, que, además de sus retos locales, tienen el desafío de conectarse con las metas del presidente Santos sobre víctimas, regalías y superación de los daños del invierno.
La tormenta política y bursátil que armó el alcalde electo de Bogotá, Gustavo Petro, con su idea de fusionar las empresas de servicios públicos de la capital es apenas una señal del tipo de debates que podrían estar en el orden del día en esta nueva etapa de gobiernos de izquierda en la ciudad.
Si Petro sigue al pie de la letra el programa que ventiló en la campaña electoral, su plan de desarrollo les apostará a propuestas de alto impacto en movilidad, seguridad, aseo y reducción de nómina del Distrito.
Allí es donde el nuevo inquilino del Palacio Liévano se jugará todo su capital político como administrador, un terreno que nunca ha pisado y en el que debutará este primero de enero.
La alcaldía que inicia, tras cuatro turbulentos años de Samuel Moreno y Clara López, busca, por ejemplo, apostarle a un tranvía por la carrera 7a. y partir así en dos lo que ha sido hasta ahora la historia de la movilidad en Bogotá. Desde hace 12 años, con el apoyo de la Nación, la ciudad se ha movido por Transmilenio, y Petro, introduciendo un nuevo modo de transporte, haría borrón y cuenta nueva.
La misma situación se repite con la idea de construir un tranvía que recorra toda la sabana de Bogotá y con la propuesta de instalar peajes en zonas congestionadas, medida que ha dado resultados en Londres, Estocolmo y Singapur, pero cuya efectividad deberá ponerse a prueba en el caótico centro bogotano.
Igualmente, en esta materia, el nuevo mandatario se alista para dar una batalla jurídica y económica nada fácil contra los operadores de Transmilenio (que tienen a su cargo la operación de los buses articulados), con el objetivo de hacer más equitativa la repartición de las utilidades del sistema.
Según las cifras oficiales, mientras el Distrito se queda con el 5,73 por ciento de cada pasaje que paga el usuario, los privados reciben el 71,1 por ciento.
En este pulso que se avecina, el nuevo alcalde ya cuenta a su favor con un reciente fallo, en primera instancia, del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, que le ordenó al Distrito modificar esas concesiones en un plazo de tres meses.
El plan de Petro es sentarse a discutir con los operadores cuál debe ser el valor de la tarifa, a cuánto debe ascender el porcentaje de utilidades para la ciudad y los privados y, ante todo, cuánto debe costar el tiquete del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP). Ya ha hablado de un proceso de "concertación".
La pregunta es hasta dónde podrá llegar en este terreno si se tiene en cuenta que los contratos del SITP, firmados a 24 años, son concesiones con cláusulas rígidamente pactadas, cuya modificación, por leve que sea, podría derivar en millonarias demandas contra el Distrito.
Desafíos en seguridad
Debido a su pasado (Petro militó en su momento en la guerrilla del M-19), también está por verse cómo serán sus relaciones con la Policía, teniendo en cuenta que los alcaldes de izquierda no han transitado precisamente por caminos de rosas con la institución.
Por ahora, Petro ya propuso una iniciativa polémica, que consiste en crear una oficina anticorrupción en la alcaldía con el objetivo de que los ciudadanos denuncien los abusos de los uniformados.
El experto Hugo Acero, quien fue subsecretario de Seguridad en la primera alcaldía de Antanas Mockus, advirtió sobre este plan:
"Desde el punto de vista policial, y aunque ellos no lo manifiesten públicamente, la idea de la oficina anticorrupción no gusta. Ellos sienten que, de esta manera, se les está quitando la facultad legal que tienen para investigar internamente sus irregularidades".
Acero fue más allá y agregó que, por cuenta de esta propuesta, la relación del alcalde con la Policía Metropolitana se puede afectar:
"El papel de Petro no es denunciar y hacer debates públicos, como si fuera un congresista, sino actuar desde el nivel ejecutivo, donde ejerce ahora."
Reducción de personal?
Petro también se la quiere jugar a fondo con una drástica reducción de personal en la administración, un asunto que posiblemente generará debate.
El alcalde electo ha hablado de la salida de miles de supernumerarios que no se necesitan. "Todas las personas que están hoy subcontratadas, como esos supernumerarios, sin contrato laboral fijo, no van a existir más. Serán contratos fijos, si son necesarios. Si no lo son, no se les renovarán", dijo.
También está el cobro de la plusvalía, terreno en el cual Petro deberá dialogar con el gremio de la construcción (Camacol), que ya le respondió que, si bien comparte ese recaudo (que se aplica a una persona que se ve beneficiada por el cambio del uso del suelo), lo invita a que todo se realice según lo estipulado en las normas.
Finalmente, otra apuesta fuerte de Petro se verá en el manejo de la recolección de basuras, cuya licitación tumbó recientemente la Corte Constitucional y que, entre otras, establecía una rebaja de las tarifas del 19 por ciento, fijaba zonas exclusivas de recolección y contemplaba modernos camiones controlados a través de GPS.
Aunque Petro ha manifestado que en aseo su "preocupación central no es el modo de contratación, sino pasar al reciclaje integral de residuos", lo cierto es que ha tomado distancia de la figura de la concesión, que es la que ha venido operando en Bogotá.
El debate es sano
El concejal electo Juan Carlos Flórez, de la Alianza Social Independiente, señaló: "Venimos de una sequía para hablar de visión de ciudad, venimos de un analfabetismo urbano y, por eso, no está mal que Petro abra estos debates. Considero que es un punto a favor de él".
No obstante, Flórez advirtió que Petro no puede permitir que "sus ideas sean muy grandes y sus equipos gerenciales sean muy raquíticos. Todo eso que propone él no se podrá llevar a la práctica si no existe un equipo gerencial formidable, más allá de los teóricos".
A raíz de todas estas iniciativas, Javier Restrepo, director de estudios de opinión de Ipsos-Napoleón Franco, recordó que la gran frustración que vivieron los bogotanos en los últimos años fue porque las promesas no se cumplieron. "A Petro le podrían pasar factura -dice Restrepo-. Por eso, él deberá mostrar resultados a la mayor brevedad posible".
yeslan@eltiempo.com
Yesid Lancheros
Redactor de EL TIEMPO
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