Ni en su novela póstuma Federico en su balcón, que acaba de llegar a las librerías colombianas, Carlos Fuentes (1928 - 2012), el príncipe plenipotenciario de la narrativa mexicana, abandonó el tema de la revolución y sus consecuencias.
No es la revolución de Artemio Cruz ni de Gringo viejo, sino una más urbana y vertiginosa, pero condenada al fracaso. En un santiamén, los revolucionarios, impulsados por un idealismo desorientado, tumban al presidente y pasean por las calles su cabeza ensartada en una pica.
En el remolino de los acontecimientos, una exmonja mata a su esposo, el líder de la revuelta, para evitar que más adelante traicione o sea traicionado; dos hermanos, que comparten a la misma mujer, pero que tienen ideas políticas diferentes, se vuelven enemigos a muerte.
Todo lo que ocurre entre personajes, que ostentan nombres con prestigio histórico-artístico (Dante, Leonardo, Gala, Zacarías, Saúl, Aarón, Lilli, Dorian), es observado y comentado por el narrador y "don Niche", Federico Nietzsche, revivido y haciendo plausible su teoría del eterno retorno.
Cada uno "en su balcón" mira y analiza, y entre los dos juzgan las inútiles acciones de los hombres y se regodean en un diálogo como para alquilar balcón: "-El cristianismo triunfó. Dime por qué. -Porque por primera vez indicó que la pobreza era el camino de la salvación. Antes, nadie quería ser pobre. Era como ser esclavo. Ahora, el pobre podía resignarse porque sería alguien: el huésped futuro de un paraíso Para ti".
Salvo estos diálogos de balcón a balcón, todo es desafuero en esta novela, cuyo principio estético son la fragmentación y la multiplicidad: una niña que vivió entre sádicos que la vejaron mata a la pareja que la salvó; un padre que les ha heredado su fortuna a los hijos es encerrado por estos en un ático para que no estorbe; una mujer muerta es velada a la orilla de su piscina, pero el ataúd cae al agua... en fin.
Los temas corrientes en Fuentes, como la política, el amor, la amistad, el poder, los sueños, la violencia y la locura, aparecen en esta, su última novela; su testamento literario con el que inicia su eterno retorno.
- Federico en su balcón: Editorial Alfaguara, 296 páginas. 39.000 pesos.
Carlos Fuentes siempre siguió el consejo de su maestro Manuel Pedroso: "Sácale la crema al día". Luego de estas palabras, el autor de Aura se volvió un disciplinado de la escritura. Todo lo anotaba en una libreta, en la que escribió más de 30 obras, entre novela, cuento, ensayo y teatro. Una libreta sin fin que todavía, después de muerto, sigue escribiendo.
JORGE IVÁN PARRA
Especial para EL TIEMPO
Crítico literario del suplemento Lecturas y profesor de literatura.
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